Es claro, los mexicanos adolecemos de memoria. Estos días, afortunadamente los vituperios son virtuales, si anduviéramos en la calle con ese enojo, seguramente habría heridos, golpeados, muertos por ese otro virus que es la estupidez.
Lo que más me asombra es que muchos extrañen la absoluta y extrema corrupción de Peña Nieto y su grupo, que añoren la sangre y desmembrados que arrojó Calderón. No tenemos memoria.
Yo sí recuerdo (tendré Alzheimer seguro a los 65), pero recuerdo claramente a López-Gatell explicando que este virus nuevo puede llegar a infectar hasta un 50% de la población total del país. Es decir, millones de mexicanos pues.¿Cómo se miden las epidemias?, estadísticamente y con comportamientos que se pueden analizar matemáticamente, es muy simple.
Ahora, los letrados y los simples se espantan porque López-Gatell dijo que se multiplicara el número de casos confirmados por ocho, se ponen locos y arrojan toda su ira al teclado y a sus redes sociales diciendo que no se dijo y sí se dijo.
Yo no le creo ni un ápice a López Obrador cuando habla de coronavirus, nada; pero sí le creo a Gatell. Hay que analizar un poco para seguir entendiendo, y que no una sarta de idiotas frustrados me haga creer que son la verdad.
