Ha quedado demostrado con bastante evidencia científica que la música activa algunas de las redes más amplias y diversas del cerebro. La música activa la corteza auditiva en los lóbulos temporales cercanos a los oídos, pero eso es solo el comienzo, también las partes del cerebro involucradas en la emoción no solo activan la memoria emocional, sino que también se sincronizan.
La música también estimula una variedad de regiones de memoria y curiosamente, también el sistema motor. De hecho, se ha teorizado que es la activación del sistema motor del cerebro lo que nos permite seleccionar el ritmo de la música incluso antes de que empecemos a seguir el ritmo con el pie.
Aunque no sabemos con certeza como la música puede tener tales efectos cerebrales, los avances en la neurociencia cognitiva de los últimos años nos han permitido especular sobre algunos posibles mecanismos que van más allá de lo que imaginamos.
El neurocientífico estadounidense Larry Sherman, de la Oregón Health & Science University de Portland (OHSU), dice que el acto de practicar música puede ayudar a generar neuronas, fortalecer las conexiones entre las células del cerebro llamadas sinapsis y reconstruir las vainas de mielina que permiten la transmisión de señales eléctricas entre las neuronas, pero no solo tocar, incluso escuchar música beneficia directamente la salud y el funcionamiento del cerebro.
“Resulta que practicar un instrumento musical puede ser lo más difícil y desafiante que puede hacer un cerebro humano”, dice el también miembro de la División de Neurociencia del Centro Nacional de Investigación de Primates de Oregón en OHSU. “Estás integrando habilidades motoras sensoriales y finas, habilidades motoras gruesas, estas sosteniendo tu instrumento, moviendo tus dedos, estas haciendo todas estas cosas y estas reconfigurando tu cerebro hasta el punto en que puedes convertirte en un músico maravilloso”.
Las imágenes de resonancia magnética han demostrado que la música desencadena una cascada de neurotransmisores, como las endorfinas y la dopamina, los cuales se asocian con sentimientos positivos. Estos neurotransmisores pueden aliviar el dolor y también fomentar un sentimiento de pertenencia comunitaria, cuanto más grande sea el grupo, mayor será el efecto.
La música es estructural, matemática y arquitectónica, se basa en las relaciones entre una nota y la siguiente. Puede que no lo sepas, pero tu cerebro tiene que hacer mucha computación para darle sentido.
Además, es un recurso que nos acompaña siempre. Cultivar la habilidad musical desde niños tiene beneficios para toda la vida, de hecho, para los más pequeños, reproducir música puede ayudarlos a leer mejor, almacenar recuerdos y ayudarles a pronunciar mejor diferentes idiomas. Y es que la música hace que el cerebro este más conectado, lo que induce a una plasticidad neuronal capaz de mejorar las capacidades neurológicas más allá de la música.
Estefanía López Paulín
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