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¿Las mujeres padecen disfunción sexual?

*Es importante también recordar que el sexo no debe centrarse exclusivamente en la penetración, sino en disfrutar de otras formas de intimidad y conexión

La disfunción sexual es un problema frecuente entre las mujeres, que puede presentarse en diferentes etapas de la vida. Este término médico se refiere a cualquier dificultad que una mujer pueda tener con el sexo, ya sea en el deseo, la excitación, el orgasmo o incluso el dolor durante las relaciones. Aunque muchas mujeres experimentan disfunción sexual en algún momento, no todas buscan ayuda, ya sea por vergüenza o falta de información. Sin embargo, existen tratamientos y estrategias que pueden mejorar la vida sexual y emocional de las mujeres.

Las causas de la disfunción sexual femenina son variadas y pueden involucrar tanto factores físicos como emocionales. A medida que las mujeres envejecen, es común que experimenten una disminución en su deseo sexual. Este cambio puede ser natural y relacionado con el envejecimiento, pero a menudo causa problemas cuando una mujer no se siente satisfecha con su vida sexual o cuando sus deseos no coinciden con los de su pareja.

Además, las enfermedades crónicas como la artritis, los trastornos gastrointestinales o el cáncer pueden interferir con la función sexual, ya sea por los síntomas físicos de la enfermedad o por los efectos secundarios de los tratamientos médicos, como la quimioterapia o los medicamentos para la presión arterial. También hay factores emocionales importantes que influyen en la función sexual, como el estrés, la ansiedad, la depresión o los problemas de pareja. En muchos casos, las mujeres que han sufrido abuso sexual en el pasado pueden experimentar dificultades para disfrutar del sexo debido a traumas emocionales no resueltos.

Para muchas mujeres, mejorar la vida sexual comienza con pequeños cambios en el estilo de vida. Dormir lo suficiente, llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente pueden aumentar la energía y mejorar el bienestar general, lo que, a su vez, puede mejorar la función sexual. Además, reducir el consumo de alcohol, tabaco y drogas puede ser clave, ya que estas sustancias pueden disminuir el deseo sexual y afectar la excitación. Realizar ejercicios de Kegel, que fortalecen los músculos del suelo pélvico, también puede ser útil para algunas mujeres, ya que mejora la circulación sanguínea en la zona genital y aumenta la satisfacción durante el sexo.

La comunicación con la pareja es otro aspecto fundamental. Hablar abierta y honestamente sobre las expectativas sexuales y los problemas puede fortalecer la relación y ayudar a encontrar soluciones en conjunto. Es importante también recordar que el sexo no debe centrarse exclusivamente en la penetración, sino en disfrutar de otras formas de intimidad y conexión emocional.

Para las mujeres que experimentan dolor durante el sexo, existen soluciones que pueden hacer la experiencia más placentera. Pasar más tiempo en la estimulación previa, asegurándose de que el cuerpo esté completamente excitado y lubricado antes de la penetración, puede ser un paso importante para evitar molestias. Si la resequedad vaginal es un problema, el uso de lubricantes vaginales puede aliviar la incomodidad. Además, probar diferentes posiciones durante el acto sexual puede ayudar a encontrar la que sea más cómoda y placentera. Practicar técnicas de relajación, como tomar un baño caliente antes del coito, también puede ser útil.

En algunos casos, cambiar un medicamento o tratar una afección médica subyacente puede mejorar la función sexual. Además, los médicos pueden recomendar el uso de cremas de estrógeno para aliviar la resequedad vaginal o incluso derivarte a un terapeuta sexual si el problema es de índole emocional o de relación.

 

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