Una reciente investigación publicada en Nature Communications sugiere que la falta de sueño, especialmente dormir menos de seis horas por noche, podría aumentar el riesgo de demencia en etapas posteriores de la vida. Este estudio, que tomó muestras de 8 mil personas durante 25 años en el Reino Unido, reveló que aquellos con hábitos de sueño insuficientes tenían un 30 % más de probabilidades de desarrollar demencia.
La asociación entre la falta de sueño y la demencia no es nueva, pero este estudio proporciona una evidencia más concreta sobre el impacto a largo plazo en la salud del cerebro. Según los expertos, este hallazgo subraya la importancia de mantener hábitos de sueño saludables y consistentes a lo largo de la vida.
El profesor Michael V. Vitiello, de la Universidad de Washington, enfatiza que el sueño adecuado no solo se trata de la cantidad de horas, sino también de la consistencia y la calidad del descanso. Destaca que la conciencia sobre la importancia del sueño es crucial para prevenir futuros casos de demencia.
Por otro lado, la epidemióloga Séverine Sabia del INSERM francés, señala que si bien la duración del sueño es un factor de riesgo, existen otras medidas preventivas importantes para la demencia. Además, los efectos de no dormir bien también afectan la memoria, el aprendizaje y la concentración en el corto plazo.
Este estudio subraya la necesidad de priorizar el sueño como parte integral del cuidado de la salud mental y cognitiva, destacando la importancia de mantener hábitos de sueño saludables a lo largo de la vida.
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