Ana Ibánez, autora del libro Sorprende a tu mente. Entrena tu cerebro y descubre el poder de transformar tu vida (Planeta) y directora de MindStudio, es ingeniera química y lleva más de una década dedicándose de lleno a la investigación en torno a sistemas de entrenamiento cerebral.
La base del entrenamiento es poder optimizar las frecuencias cerebrales. Y para entender eso hay que saber que nuestro cerebro es electroquímico; las neuronas, cuando hablan unas con otras, emiten unos impulsos eléctricos. Las sumas de esos impulsos generan unas ondas de frecuencia de electricidad, y podemos leer eso en un electroencefalograma.
Lo que hace la terapia de entrenamiento cerebral es optimizar esas ondas a través de leer la actividad cerebral y mostrársela al cerebro para que el cerebro pueda ir corrigiendo esa actividad. Es, por así decirlo, aprovechar una capacidad de neurociencia y del cerebro que se llama autorregulación cerebral, que indica que, cuando nuestro cerebro es capaz de ver lo que está haciendo, él es capaz de mejorarlo.
No se le impone al cerebro a que haga nada, sino que es él mismo, con su información, el que decide qué hace, que le viene bien. Por eso es un sistema no invasivo, porque solamente se leen frecuencias y no se introduce nada. Eso es importante; es tu cerebro trabajando consigo mismo.
Pero, ¿cómo se llevan a cabo estas terapias?, ¿qué es exactamente lo que el paciente ve? “Podríamos ponerle un electroencefalograma, que son unas gráficas y el cerebro de la persona que tiene colocados los sensores, al cabo de unos minutos, entiende que eso que está viendo es él mismo. Eso ya serviría de espejo; el que tú estés mirando una gráfica con tu actividad cerebral hace que tu cerebro identifique que esa actividad es la suya. Es increíble.” Dice la ingeniera Ana.
El mirar directamente tu actividad eléctrica produce que tú puedas hacer cambios sobre tu actividad eléctrica. ¿Qué se hace? Se utiliza esa capacidad, pero como mirar una gráfica sería muy aburrido y además metería ruido en el entrenamiento, la gráfica de ese electroencefalograma se traduce en una señal digital. Esa señal digital es la que alimenta a una televisión.
Por eso cuando te entrenas estás mirando una pantalla, estás viendo una película, pero la imagen de esa pantalla va a hacer cambios de tamaño, de colores, de luz… etcétera. Todos esos cambios son exactamente lo mismo que se están viendo en la actividad eléctrica. A tu cerebro le ocurre lo mismo que mirando esa gráfica, está mirando ese electro, está mirando esos cambios y está siendo consciente de que eso lo está haciendo él mismo. Entonces él empieza a mejorar su actividad eléctrica al mirar la pantalla.
Cuando tú entrenas cerebralmente, estás creando nuevos caminos neuronales, estás haciendo nuevas conexiones neuronales. El cerebro aprende a hacer y empieza a hacer unas conexiones neuronales que no tenía antes; eso es algo que se mantiene. Y eso es lo maravilloso de entrenar cerebralmente.
Cuando tú tomas un medicamento, para la concentración, te hace efecto en el momento en el que se está la química dentro, porque es la que hace que los neurotransmisores sean distintos. En el momento en el que esa química se va porque dejas de tomarlo, tu cerebro vuelve a la situación inicial, no ha aprendido nada. En cambio, con el entrenamiento cerebral estás creando nuevas conexiones, tu cerebro aprende a hacer nuevas conexiones.
Cuando te has entrenado, ya tienes dos ayudas: la primera es que tu cerebro ya ha hecho las conexiones neuronales; y la segunda es que, como tú empiezas a identificar lo que le ocurre a tu cerebro, empiezas a utilizar herramientas que te ayuden a concentrarte mejor, porque ya sabes de qué pie cojea.
Estefanía López Paulín
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