Halloween, la festividad que mezcla sustos, disfraces y celebraciones, tiene una tradición arraigada que varía según la cultura de cada país. Una de las costumbres más icónicas es tallar caras terroríficas en calabazas, pero ¿sabías cuál es el origen de esta tradición?
Según la Enciclopedia de Historia Mundial, la práctica de tallar caras en calabazas tiene profundas raíces históricas y representa la conexión entre los vivos y los muertos. Esta tradición se originó en la cultura celta y se extendió por países europeos como Escocia, Inglaterra e Irlanda, especialmente en vísperas de Samhain, una antigua festividad celta.
Durante Samhain, se creía que los espíritus de los muertos se mezclaban con los vivos. Para protegerse de estos espíritus malignos, la gente se disfrazaba y tallaba caras aterradoras en frutas y verduras disponibles después de la cosecha, como calabazas, nabos y remolachas. Esta práctica se convirtió en una forma de ahuyentar a los malos espíritus.
Una de las historias asociadas con el tallado de caras terroríficas es la leyenda de Stingy Jack, un hombre tacaño y bebedor. Según la leyenda irlandesa del siglo XVIII, Jack engañó al diablo varias veces y, al morir, ni el cielo ni el infierno lo querían. Como castigo, Jack fue condenado a vagar eternamente por la Tierra como un fantasma. El diablo le dio a Jack un carbón encendido dentro de un nabo tallado para iluminar su camino, y esta imagen se convirtió en parte de la tradición de Halloween.
Con el tiempo, los lugareños comenzaron a tallar caras terroríficas en nabos y, más tarde, en calabazas, convirtiéndolas en una característica distintiva de Halloween. Hoy en día, las calabazas iluminadas son imprescindibles durante las celebraciones de Halloween, recordándonos la rica historia y las leyendas que se esconden detrás de esta tradición espeluznante.
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