Los relámpagos, con sus estruendosos sonidos y oleadas de energía, han sido durante mucho tiempo un enigma para los científicos. Aunque aún quedan muchas preguntas sin respuesta sobre estos poderosos destellos, recientemente se ha logrado resolver un misterio crucial: cómo se producen los relámpagos más brillantes y fuertes del planeta, conocidos como «superrayos».
Un rayo promedio emite entre 1000 y 5000 megajulios de energía, suficiente para alimentar una bombilla de 60 vatios durante más de seis meses. Los superrayos, que fueron identificados por primera vez en un estudio de 1977, emiten 1000 veces más luz y energía que un rayo normal. Aunque son eventos raros, su naturaleza extrema proporciona a los científicos una oportunidad única para investigar el funcionamiento interno de las tormentas eléctricas.
En un estudio reciente, los investigadores descubrieron que la energía de un rayo aumenta significativamente cuando la zona de carga de una nube, donde se origina el rayo, está más cerca de la superficie de la Tierra. Este hallazgo ha revelado una correlación esencial entre la proximidad de la zona de carga y la intensidad del rayo.
El físico Avichay Efraim, de la Universidad Hebrea de Jerusalén y autor principal del estudio, describe este descubrimiento como «enorme» y subraya su importancia para la comunidad científica. Según Efraim, la energía del rayo se incrementa cuando la zona de carga de una nube está más cerca de los océanos o las mesetas, lo que provoca un aumento significativo en la intensidad del rayo.
Los superrayos tienden a concentrarse en ciertas partes específicas del mundo, como el mar Mediterráneo, el noreste del océano Atlántico y el Altiplano de Bolivia y Perú. Los investigadores utilizaron datos recopilados por detectores de rayos de ondas de radio para analizar las condiciones que rodeaban estas tormentas eléctricas, incluyendo la elevación de la superficie terrestre y acuática, la altitud de la zona de carga y las concentraciones de aerosoles.
A pesar de los avances, el fenómeno de los superrayos sigue siendo un desafío para los científicos. Estos eventos son extremadamente raros, ocurriendo solo unas pocas veces al año. Sin embargo, entender la causa de los superrayos es crucial para evaluar su impacto en la sociedad, especialmente en infraestructuras vulnerables como turbinas eólicas, barcos y aviones.
La investigación sobre cómo el calentamiento global podría afectar la actividad de los superrayos sigue siendo un área de interés. Cambios en la humedad atmosférica y en los patrones de viento podrían influir en la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos. A pesar de la complejidad del problema, los científicos confían en que estos descubrimientos recientes sean una pieza clave para entender y modelar los superrayos en el futuro, arrojando luz sobre uno de los misterios más fascinantes de la naturaleza.
Seguiremos informando.
