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Xoloitzcuintle, el Perro Azteca una Joya Milenaria

Se dice que el mejor amigo del hombre es el perro al grado de que se crean lazos emocionales tan fuertes que llegan a considerarlo parte de la familia, en esta ocasión uno de esos caninos especiales, es el llamado Xoloitzcuintli, Perro Mexica, Perro Pelón Mexicano, Perro Azteca, Xolo, Perro sin Pelo, Bogar o como la mayoría de la gente lo llama: Xoloitzcuintle, el cual es la única raza canina prehispánica de México que ha conservado su identidad propia hasta nuestros días y aunque no es la único que existió, es la que se ha podido rastrear desde sus orígenes.

En la mayoría de los sitios arqueológicos del país, abundan restos óseos de perros asociados con entierros humanos o sepultados solos con su propia ofrenda, siendo los más antiguos de hace 5,500 años. Estudios realizados, reconocen la existencia de tres razas  prehispánicas: el Ixcuintli o Perro Común, el Xoloitzcuintli o Perro Pelón y el Tlalchichi  o Perro de Piso.

Los Ixcuintli fueron los primeros perros mexicanos comunes y corrientes, sus restos óseos aparecen desde épocas más tempranas siendo el más numeroso e importante. De este tronco surgen el Xoloitzcuintli y el Tlalchichi, proviniendo el primero de un desajuste genético llamado displasia ectodérmica que se dio hace unos dos mil años en el Ixcuintli común, se caracteriza por carecer de pelo y piezas molares, es de reducido tamaño con pérdida total o parcial del timo, de piel arrugada y su promedio de vida es entre doce y quince años, es esbelto, amigable, tranquilo, noble, resistente e inteligente por lo que no es difícil educarlo, solo algunos llegan a presentar escaso pelo en cola, cabeza y patas. El Tlalchichi fue una raza con malformación genética tipo enanismo derivada del Ixcuintli, llegando a pensar que puede ser abuelo lejano del actual Perro Chihuahueño.

Varios son los significados que se le atribuyen al término Xoloitzcuintli, la palabra se deriva del náhuatl xolotl que significa raro, deforme, extraño o animal e ixcuintli que significa perro. Para los aztecas era muy respetado por ser un regalo del Dios Xolotl, para ser guía de las almas que viajaban hacia el descanso eterno (Mictlán). Está comprobado que la raza de Xoloitzcuintle existió desde Colima hasta Nayarit a principios de nuestra era, hace tal vez unos dieciocho siglos y manteniéndose en esa región por tres o cuatro centurias para después trasladarse con grupos de personas a la región de Hidalgo.

Las dos actividades principales que tuvo el Xoloitzcuintle fueron la religión y la alimentación, por lo que a la llegada de los españoles, mucho llamó la atención el intenso comercio prehispánico que se daba en los mercados y en particular la de perros, en Tlatelolco y Acolman existía una perfecta organización para la venta de estos que eran utilizados como fuente de carne, ceremonias religiosas, sacrificios, ofrendas fúnebres, compañía o protección y materia prima para medicina y hechizos, es decir que la venta de perros superaba por mucho lo que los recién llegados podían imaginar.

En el siglo XVII el mercado de perros de Acolman desapareció, pues el virreinato se propuso acabar con todo vestigio de religión indígena, comer carne de perro estaba prohibido, por lo que instruyen el envenenamiento masivo de estos por considerarlos desagradables además de la destrucción de toda práctica humana donde los perros fueran parte de ésta. Posteriormente, los españoles introdujeron Mastines entrenados para la guerra y después otras diversas razas de perros, por lo que los Itzcuintli se convirtieron en objeto de destrucción pero sobrevivieron por ser una población muy grande, en cambio los Tlalchichi se extinguieron entre los siglos XVII y XVII.

La región del pacífico se volvió refugio para muchos indígenas, también para los Xoloitzcuintli, que solo así pudieron asegurar su existencia del siglo XVII al XIX y en 1933, el American Kennel Club formalizó la existencia de una nueva raza canina misma que en 1959 anuló el registro y reconocimiento del Xoloitzcuintle por su supuesta extinción. Los esfuerzos de algunos expertos valieron la pena renaciendo esta raza y en 2016 el Xoloitzcuintle fue declarado Símbolo y Patrimonio Cultural de la Ciudad de México por el entonces Jefe de Gobierno.

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