El xilitol, un edulcorante natural presente en pequeñas cantidades en algunas frutas, ha ganado popularidad como sustituto del azúcar en alimentos y productos de higiene bucal. Su atractivo reside en su menor contenido calórico y su capacidad para no elevar significativamente los niveles de glucosa en sangre, lo que lo convierte en una opción apta para personas con diabetes y para aquellos que buscan controlar su peso., sin embargo, existe el debate sobre si es malo para la salud.
Entre los beneficios del xilitol destacan su capacidad para inhibir el crecimiento de bacterias dañinas en la boca y promover la producción de saliva, lo que ayuda a regular la acidez y proteger los dientes de la desmineralización.
Algunos estudios sugieren también efectos positivos en la salud de la piel, gracias al aumento en la producción de colágeno, y en la reducción de infecciones de oído al disminuir las bacterias orales perjudiciales. Sin embargo, a pesar de estas ventajas, el xilitol no está exento de riesgos y efectos secundarios.
El principal inconveniente del xilitol radica en su potencial para causar problemas digestivos. Debido a que no se absorbe completamente en el intestino delgado, su consumo excesivo puede provocar diarrea, gases, hinchazón abdominal y dolor.
Más preocupante aún son las investigaciones recientes que lo asocian con un mayor riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, debido a su posible impacto en la actividad plaquetaria y la coagulación.
A pesar de los beneficios, es crucial moderar el consumo de xilitol y ser consciente de sus posibles efectos secundarios. Se recomienda no exceder los 60 gramos al día, y para mayor seguridad, mantenerse entre 30 y 50 gramos. Es importante tener en cuenta que las personas con condiciones gastrointestinales preexistentes o antecedentes cardiovasculares pueden ser más susceptibles a los efectos adversos del xilitol.
