La aprobación, en San Luis Potosí de los matrimonio entre personas del mismo sexo dejó ver pasiones, filias y fobias de los diputados locales. Desde los mochos panistas que sin argumentos y que con rosario en mano se flagelaban con el “mía culpa”, hasta los de MORENA que exigieron respeto a las garantías individuales y el cumplimiento de los acuerdos internacionales firmados por nuestro país.
14 diputados votaron a favor, sorprendiendo en gran medida los de la priista Bety Benavente, pues la “línea” era votar en contra, y el de Oscar Vera, que por ser de otra generación se esperaba un argumento tradicionalista. A favor votaron también, de MORENA: Edson Quintanar, María del Consuelo Carmona, Marite Hernández, Angélica Mendoza, Alejandra Valdés y Rosa Zúñiga; del PT: Paola Arreola y el Mijis; del PES: Mario Lárraga; Eugenio Govea de Movimiento Ciudadano, María Isabel González Tovar del PRD y Emmanuel Ramos.
En contra votaron todos los panistas: Sonia Mendoza, Vianey Montes Colunga, Rolando Hervert, Ricardo Villarreal, José Antonio Zapata Meraz y Rubén Guajardo; del PRI: Mauricio Ramírez Konishi, Laura Patricia Silva Celis, María del Rosario Sánchez Olivares y Martín Juárez; sorprendió que la maestra Martha Barajas del PANAL, votara en contra, al igual que el Verde, Edgardo Hernández.
Los argumentos de los que votaron a favor fueron claros y concisos: el respeto a los derechos humanos y el cumplimiento de los tratados internacionales firmados por nuestro país, ni qué decir sobre el posicionamiento, que desde 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo sobre el tema.
Pero fue la intervención de Eugenio Govea la que más sentido humano tuvo. El legislador narró que una de sus hijas le cuestionó qué haría él si ella fuera lesbiana, a lo que le respondió “amarte hija, amarte con todo el corazón” y eso, es precisamente lo que una ley como la que aprobaron hoy, garantiza: el amor, sin importar el gusto sexual de las personas.
Por el contrario, de los argumentos más pobres fue el de Rubén Guajardo que, con tal de figurar y que los antigays lo vieran y reconocieran, se subió a tribuna para reclamar a Edson Quintanar que los matrimonios entre personas del mismo sexo no formaban parte de sus compromisos de la campaña electoral de 2018, por lo demás, Rubén Guajardo, todo un as en derecho electoral, decepciona por su falta de argumentos en otras áreas.
Pero lo interesante estuvo entre la gente. Escuchar los gritos de hombres, mujeres y jóvenes maldiciendo y condenando a otras personas por el simple hecho de tener un gusto sexual diferente al de ellos. Y los gays que, en su afán de defenderse volvieron closetero a Rubén Guajardo, recordaron a Sonia Mendoza que no se convirtió en gobernadora por que desde 2015 había dado la espalda a la comunidad LGBT, a Rolando Hervert, que se dijo a favor del respeto a los derechos humanos, pero en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo, lo acusaron de fascista.
Pero el voto decisivo fue el de Bety Benavente. Hace semanas le pregunté a la legisladora cómo votaría y me reveló que votaría a favor de las bodas gay, la verdad no lo creí, pues la línea de su partido y de Palacio de Gobierno era votar en contra. Pero la priista se reveló y votó a favor de sus convicciones y creencias, inclinando la balanza de manera decisiva, sino la historia sería otra.
Por su parte, los panistas que habían prometido a la Iglesia el detener, a toda costa, los matrimonios gay, no cabían en su curul del coraje. Pepe Toño casi sacaba el rosario para pedir perdón a Dios, mientras que Rubén hablaba con ademanes exagerados de lo que consideraba un absurdo. Al salir, en fila, los panistas pasaron a Catedral a pedir perdón al Creador.
La aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo es una bocanada de aire fresco para la bancada de MORENA en el Congreso del Estado y para su coordinador Edson Quintanar que, desde el rechazo al incremento a la tarifa del agua potable, no habían logrado nada relevante ni trascendente para los potosinos.
“Viva el amor” gritó la diputada Alejandra Valdés, una de las promoventes e impulsoras de esta reforma al código familiar que a partir de hoy establece que el matrimonio es un contrato civil que se hace entre dos personas.
El tema es polémico y lo seguirá siendo, los que están en contra han gestado argumentos cada vez más inverosímiles llegando al absurdo de asegurar que ahora la comunidad LGBT querrá casarse en las iglesias.
San Luis Potosí se unió a los 17 Estados del país que han aprobado los matrimonios entre personas del mismo sexo y a municipios de Guerrero, Oaxaca, Querétaro y Zacatecas que también lo han hecho.