El estúpido endiosamiento del mexicano por el fútbol causa risa, sorpresa y es hasta motivo de estudio sociológico.
Millones de jóvenes compran sus playeras levantan sus ojos hacia el cielo y ponen su esperanza en un circo mediático qué es una estupidez qué nó nos representa en el progreso o las ansias de una nación.
Eso les hicieron creer enajenadores que controlaban o controlan el poder en México.
El fútbol está secuestrado por empresarios sin escrúpulos y televisoras manipuladoras e insaciables. Tenemos la más mínima presencia mundial en jugadores mexicanos en el extranjero.
Durante décadas los gobiernos lo hutilizaron como medio de control social y enajenación popular.
Hicieron todo menos invertir en escuelas deportivas, licenciaturas en deporte, por el contrario los niveles de miseria pobreza y obesidad son sorprendentes a nivel global, tenemos el campeonato mundial de consumo de refrescos, diabéticos y obesidad.
No sobresalimos en nada productivo, tenemos los récords más estúpidos: el burrito de harina más grande, el taco más grande el beso más largo, el pastel más grande según récord Guinness.
Y no se diga el campeonato mundial del narcotráfico, la corrupción y la cantidad de carteles del crimen organizado.
El Mexicano, sin triunfos nacionales que celebrar, mediocre permanece frente al televisor con su enorme panzota y grandes bolsas de botanas y sus caguamas llorando de emoción frente a los partidos de la selección maldiciendo al destino por las derrotas humillantes, se siente representado en su valor como ciudadano por unos «pinches ratoncitos verdes» en shorts eternamente ridiculizados a nivel mundial.
Dirian los jugadores de la selección :
«A ver vente a jugar tú cabrón»
«Es muy fácil criticar»
«Deben de apoyar a la selección con los resultados que se tengan»
Enajenación y pasión por lo estúpido.
Por ejemplo el día de ayer después del partido contra Arabia Saudita (un país sin ninguna tradición futbolera) salí a la tienda y mi vecino de a lado qué por lo regular es muy respetuoso, estaba en la puerta con los ojos llorosos buscando pleito a los demás vecinos.
( él sabe que aborrezco el ambiente futbolero enajenante, la cultura estúpida del control de masas a través del show del balón)
Y si no ha sido por mi tamaño me golpea, se le veia ido, fúrico retaba a los demás vecinos a gritos.
Por 30 minutos y con dos goles, se pensó que pasábamos de panzazo y por un milagro.
«Maldito Messi fallo de adrede el penalti ya estuviéramos contra Francia»
Decia con voz entrecortada
Por último ya en la tienda observe a otro vecinito, enorme, como de 15 años siempre pasa con un montón de refrescos y Sabritas en sus regordetas manos, es único hijo, sus enormes lonjas rellenaban una playera de la selección también se le veía enmudecido triste y cabizbajo.
¿Qué esperaba este joven tonto y entripado?
¡Maldecidos gobiernos, Televisa TV Azteca, y los Prinistas! lograron darle «esperanzas» a un pueblo de perdedores que no hacen deporte que no hacen escuela, que permiten que las mafias se apoderen de todo y claro del fútbol.
Por lo menos el presidente López Obrador ni siquiera abanderó a la selección y no se trepó en el fútbol, él es beisbolero y está consciente que no se puede utilizar este deporte como maldito negocio.
«Ahí pa’ la otra»
A guardar las playeras vergonzosamente y como con los gobiernos venideros, a esperar mejores tiempos con el espectáculo futbolero.
Sin embargo, en el ambiente se siente dolor y derrota y todo por por sentirnos que valemos nada o mucho por un ridículo juego de fútbol.
Si señores.
Es cuánto.