La comparecencia de Juan Carlos Valladares Eichelmann, Secretario de Desarrollo Económico, ante diputados del congreso del Estado tuvo de todo, desde suspiros, hasta momentos de melancolía y emoción.
A Juan Carlos Valladares, todo el tiempo se le vio serio, formal, concentrado, quizás porque era su primera vez, quizás porque así es, la cosa es que al final le fue muy bien, salió fortalecido y convencido de estar haciendo bien las cosas.
Valladares recibió porras, felicitaciones y ¡suspiros!
Sí, a varias Diputadas se les vio muy emocionadas, quizás la más evidente fue la huasteca Liliana Flores Almazán, a quién le ganó la admiración cuando le tocó el turno de preguntar y por piropos no paro, no fue la única pero sí la más evidente.
«La manera con la que hablas, la manera con la que te expresas, la verdad emociona, hace poco me preguntaban que características se debía tener para tal Secretaría, y yo creo que amar y querer a San Luis Potosí, es lo que te hace hablar de esa manera y me gusta muchísimo, la manera en que te sientes orgulloso de San Luis Potosí, con el ánimo que tienes porque a mi me has contagiado», le dijo antes de preguntar pero el episodio ahí quedó.
El momento melancólico para Juan Carlos Valladares, vino cuando el diputado Alejandro Leal, el «Caco» le habló de la estirpe de su abuelo Miguel, un hombre probo, presidente municipal muy querido por su honestidad y trabajo.
La emoción lo invadió al recordar a su abuelo, Don Miguel Román Valladares, «un empresario generador de empleos, un visionario, un ejemplo para los potosinos y que le pasó lo mismo que a ti como secretario, como tú, hizo una pausa en su camino para servir a los potosinos y fue un gran presidente, ejemplar», le dijo el «Caco».
Momentos después al intentar responder a la pregunta del «Caco» a Juan Carlos Valladares se le quebró la voz, quiso mantener la presencia pero no pudo, la emoción lo embargó y vino el aplauso solidario del auditorio, lo que le permitió tomar aire y reponerse, poco a poco, y recuperar el empuje, el momento había pasado, no sin dejar huella en él.
Al final, las fotos del recuerdo no podían faltar, sí en la sesión de preguntas hubo emoción, en la de fotos se vio pasión en las damas, todas se llevaron su foto, lo tuvieron para sí esos segundos previos al click de la cámara o el celular y luego, luego se le vio partir entre los suspiros de las diputadas.
En su primera vez se le vio bien, convenció y gustó.