La Agencia Internacional de la Energía (AIE) emitió una advertencia urgente sobre la necesidad de reducir las emisiones de metano generadas por los combustibles fósiles para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados. Según el informe publicado, se requiere una inversión de 170 mil millones de dólares para reducir el 75% de estas emisiones para 2030.
El año pasado, las emisiones de metano por combustibles fósiles aumentaron ligeramente en todo el mundo, llegando a 120 millones de toneladas. Sumado a las 10 millones de toneladas provocadas por la bioenergía, se alcanzó un nivel cercano al récord mantenido desde 2019.
Para cumplir con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados, se estima que es necesario reducir el 75% de las emisiones de metano provocadas por los combustibles fósiles para 2030. Sin embargo, los compromisos actuales solo conducirían a un recorte del 50%, lo que resultaría insuficiente.
La AIE advierte que muchos de estos compromisos carecen de planes de implementación, poniendo en duda su cumplimiento efectivo. El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, señala avances positivos en los últimos meses y enfatiza la necesidad de convertir los compromisos en acciones concretas.
Alrededor del 40% de las emisiones de metano generadas en la explotación de combustibles fósiles podrían evitarse sin costo adicional. La posibilidad de captar y comercializar este gas sería particularmente rentable en la industria petrolera y gasística, donde se podrían evitar el 50% de las emisiones, en comparación con el 15% en la industria del carbón.
Los autores del estudio subrayan la variabilidad en la intensidad de las emisiones por cada unidad de petróleo, gas o carbón extraído, destacando diferencias significativas entre países. Noruega y los Países Bajos son los más eficientes, mientras que Venezuela y Turkmenistán son los que más contaminan en términos relativos.
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