La catedrática de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Dra. Elsa Chavira Martínez, en reciente visita al Instituto de Física de la UASLP, hizo un llamado a los responsables de los recursos financieros en dependencias gubernamentales e instituciones educativas y de investigación e inversionistas, invertir en ciencia y desarrollo tecnológico.
Reconoció que hay talento mexicano en las universidades interesado en proyectos espaciales, que tienen claridad en el objetivo y con deseos de competir, “considero que la masa crítica de los egresados de las universidades públicas y privadas tienen esa capacidad, capacitación y competitividad para enfrentarse a profesionales altamente calificados de otros países”.
La investigadora adscrita a la Facultad de Ciencias de la Computación de la BUAP, comentó que su interés en los temas espaciales viene desde pequeña, ya que su padre fue el astrónomo Enrique Chavira Navarrete, por tal motivo siempre se involucró en las cuestiones de ráfagas, estrellas azules, por lo que dijo que, “la contribución de mi padre fue la cosmogonía moderna, descubrió un cometa que lleva como nombre Haro Chavira, por Guillermo Haro y Enrique Chavira, en 1957”.
Chavira Martínez contó que cuando terminaron el robot pianista Don Cuco El Guapo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a través del Instituto Mexicano de Comunicaciones, la invitó a trabajar en el diseño, desarrollo y puesta en órbita del satélite Satex-1, en el que le correspondió desarrollar las celdas solares que alimentarían esos subsistemas.
Fue entonces, en 1994, que se diseñaron, desarrollaron y construyeron las celdas solares de alta eficiencia que se utilizaron en el satélite experimental mexicano Satex-1. Los lingotes de silicio monocristalino se crecieron por la técnica Czochralski y se obtuvieron las obleas en la planta piloto de silicio del Departamento de Microelectrónica de Instituto de Ciencias de la BUAP.
“Los procesos de difusión térmica se realizaron en el laboratorio de Microelectrónica del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE)”.
Agregó que las celdas solares son el 25 por ciento del suministro de energía para el satélite, “recargando las baterías de níquel de cadmio, para conectarse a la fuente de alimentación comparando previamente los niveles de voltaje aportados por los paneles solares. Esto con el circuito integrado llamado COMPA, protegido contra radiación y efectos de lach-up”.
Finalmente, la doctora Elsa Chavira Martínez, manifestó que en las universidades públicas cada cinco años se renuevan los planes y programas de estudio, y debido que el tema espacial avanza, se solventa la impartición de talleres, certificaciones, cursos en verano para que jóvenes y profesores se actualicen.