La serie de dibujos animados Winnie The Pooh ha dejado una huella en varias generaciones de niños. Sin embargo, según un estudio publicado por la Canadian Medical Association, esta querida serie protagonizada por el tierno oso amarillo podría tener un trasfondo más profundo. Según los investigadores, los personajes de la serie representan trastornos mentales en lugar de simplemente ser personajes ficticios.
El estudio señala que Pooh encarna el concepto de comorbilidad, lo que significa que además de su enfermedad primaria, tiene uno o más trastornos adicionales. En este caso, se mencionan el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Pooh muestra pensamientos dispersos, desorganización, olvidos frecuentes y dificultad para prestar atención. Además, también se le atribuye la obesidad.
El análisis plantea que la perseverancia de Pooh en la comida y sus comportamientos repetitivos de conteo podrían indicar la presencia de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Dado su TDAH y TOC coexistentes, los investigadores se preguntan si Pooh podría desarrollar el síndrome de Tourette con el tiempo.
En cuanto a Piglet, el cerdito nervioso y ansioso, se sugiere que sufre de trastorno de ansiedad generalizada. Es el personaje más preocupado y suele estar pendiente de sus amigos, siendo propenso al estrés.
El burro Igor, siempre deprimido, representa mejor que nadie la tristeza en la serie. Aunque no se dispone de suficiente información para diagnosticar esto como una depresión heredada y endógena, los investigadores plantean la posibilidad de que algún trauma inicial haya contribuido a su negativismo crónico y baja energía.
El búho, a pesar de ser brillante, se muestra disléxico. Los investigadores afirman que sus esfuerzos conmovedores por encubrir sus déficits fonológicos son similares a lo que se observa en personas con dislexia.
En cuanto a Roo, el canguro, aunque presenta impulsividad e hiperactividad, también podría padecer autismo. Rara vez presta atención a su entorno y tiene dificultades para relacionarse con sus compañeros. Su amigo más cercano es Tigger, quien no es precisamente un buen modelo de comportamiento.
Tigger, a su vez, podría sufrir del mismo trastorno que Roo, aunque en un grado más pronunciado. Los expertos destacan su patrón recurrente de conductas arriesgadas, las cuales se manifiestan en un contexto de hiperactividad e impulsividad.
