Ciudad Valles, S.L.P.- Que la pandemia no mate las tradiciones de los pueblos originarios, piden los integrantes de las etnias Tének y Náhuatl de la zona huasteca. Por segundo año consecutivo la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebra cada 9 de agosto, será a puerta cerrada de cada hogar.
Desde este 8 de agosto los pueblos originarios han iniciado con ceremonias en distintos municipios, para agradecer a la madre tierra por las cosechas, estas ceremonias han sido solo con el número indispensable de personas, por la contingencia.
Se busca que esta tradición no se pierda, pues además la música, danzas y oraciones les llena de júbilo, paz, tranquilidad. Por medio de estas actividades crecen espiritualmente los integrantes de los pueblos indígenas.
Este año ha sido difícil, pues la pandemia los ha dejado sin trabajo, algunos jóvenes y adultos han tenido que regresar a sus lugares de origen al haberse cerrado maquiladoras o fabricas en el norte del país, lugares a los que se van en busca de una mejor vida para sus familias.
Sin embargo no todo es malo, ya que el confinamiento los obligo a regresar a algunas actividades como la medicina tradicional.
Los médicos tradicionales han promovido nuevamente la alimentación en base a las plantas propias de cada etnia, además de utilizar la herbolaria para salir adelante de cada enfermedad, por medio de las plantas han logrado sacar avantes a los enfermos en sus comunidades.
En los altares que se ofrecen en el Día de los Pueblos Indígenas se deben colocar tres varas de maíz, que son alusivas a «La santísima trinidad» el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Cada familia debe presenta una ofrenda en este caso se pone sobre la mesa un «patlache», velas que significan la luz que representa a Jesucristo, además de poner maíz, aguardiente, agua, collares de flores, así como ramos de hierbas medicinales.
Además de entonar cantos tradicionales y danzas ancestrales que practican hombres y mujeres.
La celebración de los Pueblos Indígenas serán otra vez a puerta cerrada, pero esto no significa que se pierda la costumbre ancestral de dar gracias a la madre tierra y a la santísima trinidad por todas las bondades otorgadas en este difícil año, que sin duda los llevo a retomar algunas actividades que, por el paso de la modernidad, que envuelven a las nuevas generaciones de jóvenes y niños, comenzaban a perderse.
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