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Tiempos

* Por Carlos Pérez García

En un país tan maltrecho, hemos sobrevivido duros tiempos de destrucción y ahora de continuidad cuando requerimos una ruta muy distinta a la que se ha seguido. Son oportunidades de analizar y prevenir. ¿Qué ha pasado y qué puede venir?

Desde hace unos 10, 20 o 30 años, se nos había advertido de los serios peligros que representaba López Obrador. Y es esta una buena oportunidad para evaluar si se han confirmado esas premoniciones. Miren, desde mediados de la década de 1990 se le veía muy ansioso y amenazante en Tabasco, mientras que en febrero del 2000 Ikram Antaki escribió en El Universal que, con el entonces candidato al DF, “hablar de ‘estado de derecho’… es palabrería vacía y mentira”, pues se trata de “un ignorante, violento y fanático”, con instintos fascistas para no aplicar el derecho.

Meses antes de morir, la brillante pensadora sirio-mexicana concluyó que con retórica demagógica AMLO nos llevaba ya a “tiempos fanáticos e inseguros” en “un retroceso… de intolerancia y de odio”. Aún no se veía que pudiera superar al viejo PRI en sus ansias de poder y dinero.

Luego vino Pablo Hiriart a alertar, en artículos periodísticos de 2004 y 2005, que el entonces precandidato presidencial no creía en la legalidad ni aceptaba la verdad, a la vez que prometía mejoras que nunca había vislumbrado en su carrera política. También, con o sin campañas, desde aquellos años Diego Fernández de Cevallos ha sido muy preciso en sus anticipaciones de que era “un peligro para México” (por falso, ignorante, arrebatado, hipócrita y desvergonzado), aunque aquí ha habido un largo pleito personal.

A días de que acabe el sexenio, numerosos medios y analistas nos presentan balances que pretenden ser “justos y equilibrados”. Junto a los desastres en salud, seguridad o corrupción, se destacan los avances en el salario mínimo o la distribución de dinero a los necesitados, con un reconocimiento popular al presidente a partir de “beneficios emocionales” a millones tradicionalmente excluidos.

No se murió y su sexenio de 58 meses rebasa por mucho a los anteriores en mentiras, violencia o número de asesinatos, al tiempo que queda por debajo de 9 de los últimos 10 sexenios (60 años) en cuanto a crecimiento económico, que es fundamental para todo lo demás, junto con el estado de derecho. Igual se habla de “lo peor” frente a “lo mejor”, pero la perspectiva no deja de ser trágica… y ya vendrán los impactos contra la justicia y la democracia.

¿En verdad, oigan, podrá ser Claudia Sheinbaum una mera continuación de alguien que, en los hechos y ante los malos augurios, se confirma tan distante de la verdad y de un buen gobierno?

* EN 1939 GREGORIO MARAÑÓN publicó su obra ‘Tiberio. Historia de un resentimiento’, y me viene a la mente al observar la cuestionable y triste historia de AMLO, en cuanto a sus odios, rencores, complejos, furias, amarguras, envidias, venganzas, victimismos y posibles demencias.

Este gran médico y pensador español (1887-1960) se adentra en el alma del emperador romano que vivió al mismo tiempo que Jesucristo, para entender su perversidad y su transformación de joven austero y sociable a un anciano duro y cruel. Sin intentar psicoanalizarlo, destaca cómo un enorme poder consolidó su resentimiento hasta convertirlo en un antihéroe.

Al enfrentar sus propios conflictos, que igual son los de su entorno, pretende resolverlos y salvar su Imperio. Sin embargo, en vez de liberar e iluminar a Roma, la arrastra a lo más profundo al convertir la realidad en un infierno: destruye el tejido social… la confianza mutua entre los seres humanos, precisamente aquella que permite alcanzar la verdad.

Como sucede hoy con México y su descomposición, la ruina moral allá resulta extrema. Contra la realidad, no sólo se oculta la verdad sino que se abren las puertas a un sinfín de “verdades”. Todo ello, concluía Marañón, a partir de un aislamiento que endurece al resentido.

Y Sheinbaum excluye al rey español de su toma de posesión porque no le contestó a López Obrador una tonta carta en 2019, aunque “no come lumbre” y sí invitó al presidente de Estados Unidos que nunca respondió varias cartitas similares. Con todo, el resentimiento social del dictador viene de un entorno que inicialmente no le era favorable.

cpgeneral@gmail.com

@cpgarcieral

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