
Teuchitlán es todo México. El campo de exterminio que encontraron las madres buscadoras en Jalisco es apenas la punta del iceberg de lo que realmente hay bajo la tierra de cientos de sitios en el territorio nacional.
Teuchitlán era un municipio casi anónimo hasta que las madres buscadoras se toparon con el horror más grande al ingresar al rancho Izaguirre con la esperanza de encontrar a sus familiares desaparecidos.
El campo de exterminio nos ha hecho ver, una vez más, la cruel realidad que vivimos, sometidos por la delincuencia organizada con la complicidad de algunas autoridades.
El campo de exterminio y entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ofrece un dantesco espectáculo de crueldad, muerte, tortura, secuestro y, sí, de impunidad.
Lo que hay bajo el predio es mucho más que cuerpos de personas desaparecidas, prendas, relicarios, cartas y dolor. Ahí ha quedado la energía del sufrimiento y la maldad, y puede que lo que sabemos sea solo lo que las madres buscadoras encontraron a simple vista. Puede que, si se busca con profundidad, encuentren lo indecible.
Pero campos de exterminio, secuestro, desaparición, tortura y ejecuciones hay a lo largo y ancho del país, solo que Teuchitlán nos sorprende por las dimensiones y los alcances de los verdugos.
En San Luis Potosí, entre 2011 y 2015, el grupo Los Zetas —eran los tiempos del Z-40, el Z-50, el Laska, el Hummer, el Mamito, el Santander, el Gacela y muchos otros— sembró la violencia y el terror entre los potosinos con la complicidad del gobierno de aquel entonces, encabezado por Fernando Toranzo Fernández.
Los Zetas, según información de inteligencia militar, financiaron la campaña del priista Toranzo y luego convirtieron a San Luis Potosí en su guarida. Le bajaron de intensidad a sus sangrientas acciones, extorsiones y secuestros cuando se les pasó la mano y ejecutaron al agente del ICE, Jaime Zapata.
En esas tarjetas se documentó la amistad y afinidades del exgobernador con los máximos jefes del cártel de Los Zetas y su gusto por irse de cacería a la sierra de Catorce, hasta donde les llevaban niñas del Cobach para que no se sintieran tan solos en lo alto de la montaña.
También se cuentan historias que aseguran que Eugenio Hernández, exgobernador de Tamaulipas y padrino de la campaña torancista, fue abordado por su entonces esposa, María Luisa Ramos. La doctora le habría dicho a Hernández Flores que, a partir de esa charla, el envío de dinero para la campaña debía hacerse directamente con ella porque traían pérdidas unas maletas y sospechaba que sus enviados “las habían ordeñado”.
Eugenio Hernández enrojeció porque no se esperaba tal diálogo. Fijó su mirada en el entonces candidato, mudo todo el tiempo, y al final solo atinó a encogerse de hombros. En lo que restó de la campaña, las maletas con la aportación del cártel se entregaban en forma directa a la doctora.
Fue en ese entonces cuando personal de la PGR y la SEDENA comenzaron a trabajar para pacificar la plaza. Los Zetas rebasaron todos los límites: colgaban cuerpos desgarrados en los puentes, en el Distribuidor Benito Juárez de la capital potosina; secuestraban, extorsionaban y montaron campos de entrenamiento y exterminio en las cuatro zonas del estado.
Según la información de ese entonces, resguardada tanto por la SEDENA como por la hoy FGR, había campos parecidos a los de Teuchitlán en Guadalcázar, Moctezuma, Villa de Ramos, Santo Domingo, Tamuín, Tanquián, Vanegas y Ébano.
Como dicen en mi pueblo, es cuestión de escarbar tantito. Teuchitlán tiene réplicas en todo México y San Luis no es la excepción.
Justicia y paz para las víctimas y sus familias.
P.D.1. En Matehuala, empleados de Infonavit están pidiendo dinero a los trabajadores que tramitan su crédito hipotecario, supuestamente para escrituras. Comenzaron pidiendo cinco mil pesos y ya van en 25. A ver si les ponen un alto porque muchos trabajadores ya fueron defraudados por estos vivales.
P.D.2. En el Ayuntamiento de la capital se cuentan historias de amorsh que harían enrojecer a cualquier relato primaveral. A ver si ya se ponen a trabajar, porque a la hora de las crisis dejan al alcalde, Enrique Galindo, solito y su alma, y los que le juran lealtad simplemente se sordean y se van de viaje. ¡Ups!
P.D.3. La temporada de incendios se adelantó y el estiaje se viene duro, pero no hay autoridad que, por iniciativa, brinde apoyo a los bomberos. Que no se asusten ni se justifiquen cuando lleguen los problemas.
P.D.4. En el SEER la olla está a punto de reventar. Hay muchas escuelas sin maestros, sin intendentes, sin baños decentes, sin material, sin nada de nada. Pero el director, Crisógono Sánchez, ni suda ni se acongoja.
P.D.5. Feliz primavera.
Hasta la próxima.