Dícese por ahí que en la última década del siglo antepasado y teniendo como escenario el antiguo barrio de San Miguelito, aconteció lo que ninguna mujer desearía le sucediera ni por error.
Existió en dicho barrio una distinguida familia que por razones obvias omitiremos su apellido, pues a la fecha sus descendientes habitan la misma casona en donde vivió la citada familia.
Antonia era una agradable señorita quien fue hija única; siendo tambien novia de un hombre proveniente de la ciudad de Guadalajara pero al tener familiares en nuestro San Luis de antaño, venía muy a menudo..
Y fue así como conoció y llegó a ser novio de la señorita Antonia quien lo amaba y respetaba de manera sin igual.
El tiempo pasó y este caballero y sus padres pidieron formalmente la mano de la bella novia acordando casarse al año siguiente.
Y así fue como pronto se llegó el gran día de la boda, ese momento en el que la niña Antonia lucía radiantemente bella portando un elegante vestido blanco con unos hermosos encajes que sus padres le trajeron de uno de los tantos viajes al extranjero pues eran muy ricos.
Se rumoraba que el novio la quería solo por interés y no por su persona ni por sus buenos sentimientos.
La novia y su familia llegaron a la hermosa parroquia de San Miguelito en donde ya había una parte de los invitados esperando poder ingresar a la bella parroquia para ser testigos de tan esperada boda.
Poco a poco llegaban más y más invitados pero no el novio, razón por la que la niña Antonia y su familia estaban ya muy nerviosos.
Se dijo que el novio nunca llegó a la concurrida parroquia en donde la inocente Antonia lloró amargamente su desgracia.
Los días pasaron y pronto se supo que aquel cobarde se fugó con otra mujer a quien con el tiempo abandonó dejándola con tres hijos.
Y así fue engañando y burlando mujeres hasta que un día este mismo sujeto tuvo un fuerte accidente al intentar descender de un carruaje y quedar atorado en el mismo.
Un fuerte ruido ocasionó que los caballos se asustaran y galoparan rápidamente sin parar y ésto dejó al descarado individuo muy mal herido ya que fue salvajemente arrastrado por los equinos.
Tan grave fue el accidente que desde ese momento quedó postrado de por vida en una incómoda silla de ruedas,
Los años pasaron y la señorita Toñita quedó huérfana, motivo por el cual fue la heredera universal de una gran fortuna.
Aún joven, esta dama nunca volvió a confiar en el amor y permaneció soltera.
Al enterarse del fallecimiento de los padres de la recién heredada señorita, el descarado liziado decidió buscarla con el aparente propósito de enmendar su terrible falta y no volver a preocuparse jamás por la economía.
En poco tiempo el attevido Efraín ya estaba rogand a los pies de aquella dama para conseguir el tan anhelado perdón.
Y fue así que la sed de venganza de la amargada Antonia le permitió cobrarse una a una el haber sido plantada en el día de su supuesta boda tiempo atrás.
Se dice que al haber guardado tanto odio y rencor en su corazón le fue fácil tratar con gran desprecio al consumido Efraín, quien no dejaba de implorarle perdón.
Y así fue como esta cruel dama lo abandonó al poco tiempo dejándolo a su suerte y viviendo en las calles.
Tal vez fue castigo divino pero nada quedó de aquel fuerte y bien parecido caballero quien menospreció y se burló de una inocente dama quien pudo haber sido su fiel esposa.
Una fría mañana del mes de Enero fue encontrado muerto a las afueras de dicha parroquia el cuerpo de aquel hombre que se dice acabó en la fosa común de cierto camposanto dado a que nadie lo reclamó.
Algunas personas que transitan por las madrugadas sobre la calle de Pedro Vallejo a nivel de la parroquia de San Miguelito, han visto muy de cerca una espantosa aparición.
Tal espectro se dice es un hombre en silla de ruedas, mismo que suele manifestarse de vez en cuando por las antiguas puertas del lugar en donde dejó de existir después de haber sufrido un inimaginable calvario que él mismo en vida se ganó a pulso.
Ya poco se supo de la desafortunada señorita Antonia quien de seguro murió en medio de la opulencia pero con su corazón desgarrado de tanto penar.
Hay quienes dicen haber visto el rostro desencajado de la espectral mujer asomado por una de las ventanas delanteras de la que fue y seguirá siendo su eterno refugio..
Y usted, mi estimado lector…
Conoce las bellas casonas en la calle de General Fuero??
Supo ó escuchó algo referente a esta historia??
Es usted vecino del antiguo barrio de San Miguelito??