
El telescopio espacial europeo Gaia, que durante más de una década transformó el conocimiento de la Vía Láctea, quedó fuera de servicio este jueves, marcando el fin de una misión que continuará beneficiando la investigación astronómica en las próximas décadas.
Lanzado en 2013 por la Agencia Espacial Europea (ESA), Gaia pasó 12 años realizando observaciones desde una órbita estable a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra. Para evitar riesgos a otros telescopios, como el James Webb, la ESA envió órdenes para impulsarlo a una «órbita de retiro» alrededor del Sol, asegurando que se mantendrá a más de 10 millones de kilómetros de la Tierra en los próximos 100 años.
Durante su misión, Gaia creó un mapa detallado de la galaxia, catalogando más de 1,800 millones de estrellas y revelando detalles clave sobre el origen, evolución y estructura de la Vía Láctea. También permitió descubrir la existencia de dos grupos de estrellas primitivas en el corazón de la galaxia, y su continua expansión, al absorber otras galaxias como Gaia-Encelado y la galaxia enana de Sagitario.
Además, Gaia registró las trayectorias de 150,000 asteroides y la presencia de agujeros negros en la galaxia. Aunque la misión ha llegado a su fin, el análisis de los datos continuará hasta 2030, cuando se espera el catálogo final de observaciones.
La ESA desconectó cuidadosamente los sistemas de Gaia desde su centro de operaciones en Alemania, apagando de forma controlada sus instrumentos y su sistema central. Los científicos seguirán aprovechando la abundante información que el telescopio proporcionó para futuras investigaciones.
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