Tatjana Maria se ha convertido en un caso particular en el circuito de la WTA. La alemana es madre de dos niñas que viajan con ella durante toda la temporada, al igual que su esposo Charles Maria, quien además es su coach.
A sus 35 años y ubicada en el top 70 del ranking de la WTA, Tatjana se dice orgullosa de ser una madre tenista y viajar siempre con su familia. Porque tiene claro que, si no pudieran acompañarla, colgaría la raqueta.
“Amo jugar tenis, pero para mí ahora es súper importante estar con mi familia y si ellos no pudieran viajar, no jugaría más… para mí es fundamental tener alrededor a mis hijas y familia.
Y justo ahora es un gran momento, porque a Charlotte, mi hija mayor, le gusta jugar al tenis y quiere volverse profesional; claro, apenas tiene 9 años, pero es muy bonito ver todos los torneos, que vea a las mejores jugadoras, está en los mejores torneos y eso es importante para ella y me hace feliz como mamá”, explica Tatjana, presente en esta ciudad para competir en el San Luis Open, en el que aparece como segunda sembrada.
María aplaude el trabajo que están haciendo Gustavo Santoscoy y Gus Jr. como organizadores de torneos de la WTA, por lo que se siente contenta de participar en estos certámenes mexicanos.
“Todas las jugadoras están contentas de regresar a estos torneos, es como un evento familiar, te hacen sentir como en casa, por eso tratamos de jugar todos, nos gusta la organización y siempre son buenos torneos”.
Tatjana suma dos títulos en su carrera, el de Bogotá (2022) y el de Mallorca (2018).
Pero sin duda la mayor sorpresa la dio el año pasado, cuando se convirtió en semifinalista de Wimbledon. Quien no se sorprendió en absoluto fue su coach y esposo, que conocía las cualidades de la alemana sobre pasto.
El resultado se dio cuando María tenía 34 años, y un año después de que diera a luz a su segunda hija, Cecilia. Aunque para ella la edad no es un motivo para pensar que está en desventaja frente a jugadoras más jóvenes, como a las que se impuso en Wimbledon.
“No pienso mucho en mi edad, no me siento como de 35, incluso cuando enfrento a jugadoras más jóvenes salgo y trato de prepararme lo mejor que puedo. En cuanto a mi cuerpo, me siento muy bien.
Estoy en forma y creo que eso es lo más importante para seguir adelante. Tengo que estar saludable, estar en forma y disfrutar el juego; esos son los puntos, lo que me hace seguir adelante y mientras pueda hacerlo, seguiré”.
Si bien la familia Maria está involucrada en el tenis, en cuanto sale de la cancha deja eso a un lado; en casa no se habla de tenis. “El tenis es nuestro trabajo, me encanta, pero sabemos que la familia es más importante. Hay cosas más importantes en el mundo que un partido de tenis.
Es un juego y es divertido y eso intentamos decirle a nuestra hija, que es un juego, que disfrute, que se divierta y dar lo mejor para mejorar, pero después, cuando sales, hay una vida diferente”.
Tatjana se encarga además de llevar a su pequeña a la escuela y cuando toca practicar en la cancha le sirve como sparring, por lo que en la familia todos son días de una intensa actividad.
Por lo pronto, alista una nueva competencia, con el respaldo de sus seres queridos, sin los cuales, definitivamente no concibe sus viajes en el tour de la WTA. Su debut será frente a su compatriota Eva Lys.