Incertidumbre. Esa es la mejor forma de definir el comportamiento de la economía mundial desde 2008 cuando se registró la crisis del mercado hipotecario en Estados Unidos. Desde entonces y especialmente ahora prevalece el mismo entorno. La economía, se sabe, es cíclica por sus periodos de expansión y contracción; lo que ha ocurrido en estos quince años es un asomo de tímido crecimiento y las destrezas equilibristas de varios países para no caer en el fondo del abismo.
En Europa y Estados Unidos tienen el mismo diagnóstico: la subida de tasas de interés que buscaban frenar el incremento sostenido de los precios (inflación) ahora son perjudiciales para las economías en desarrollo. El Banco Central Europeo sostiene que eso se está transmitiendo con fuerza a las condiciones financieras de empresas y hogares, como puede verse en el aumento de las tasas de interés en los préstamos y la caída del volumen de crédito.
Aunque los organismos financieros internacionales no lo explicitan, el dilema es que los precios no han cedido completamente, por eso no es conveniente bajar radicalmente las tasas de interés, pero mantenerlas altas encarece el precio del dinero, reduce la capacidad de solicitar créditos y debilita el ciclo económico.
Por su parte, el Banco Mundial (BM) que ayer presentó el informe <i>Perspectivas económicas mundiales</i>,<i> </i>considera que el crecimiento global se ha desacelerado profundamente y el riesgo de que surjan tensiones financieras en las economías en desarrollo se intensifica, también por las altas tasas de interés mundiales.
El organismo sitúa el crecimiento mundial en 2.1%, una baja respecto del 3.1% del año pasado. Se estima que en conjunto Estados Unidos y Europa apenas crecerán 0.7% este año, mientras que América Latina y el Caribe lo hará en 1.5%. Respecto a México, el BM considera que la inversión y el consumo se moderarán este año como consecuencia de los altos tipos de interés y la inflación.
Esta combinación de altas tasas, precios altos y bajo crecimiento repercute en países de bajo ingreso donde aumentará, tanto la pobreza extrema como los altos costos por el servicio de la deuda en el mercado financiero internacional. El hindú Ajay Banga, nuevo presidente del Banco Mundial ha dicho que la manera más segura de reducir la pobreza y ampliar la prosperidad es a través del empleo, pero al mismo tiempo reconoce que un crecimiento más lento dificulta la creación de puestos de trabajo.
El mundo entero no ha conocido la prosperidad en dos décadas. Caracterizada por sobreendeudamiento de países y precariedad laboral de las personas, el actual modelo sólo profundiza las diferencias entre personas y naciones.
@ClauCorichi