
El todavía delegado del ISSSTE en San Luis Potosí, Alberto Rodríguez Jacob, se niega rotundamente a soltar el puesto que ha desempeñado los últimos seis años de la peor manera. Asegura que a él nadie le ha avisado por eso no se ha ido, aunque desde el 1 de diciembre entró en funciones el superdelegado del Gobierno Federal, Gabino Morales.
En una intentona de querer impresionar a Gabino Morales, Rodríguez Jacob ofreció una plática sobre como los hombres no acuden a revisiones médicas, cosa que muy pocas veces hizo en los casi siete años que lleva al frente del instituto. Durante ese tiempo, ha utilizado al ISSSTE para hacer negocios y meter a cuanto pudiera en la nómina de la delegación.
Cuando se le cuestionó sobre los problemas que tienen los pensionados para poder cobrar su dinero, el delegado culpó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y a los bancos, como siempre lo hace, pues dice que sus políticas hicieron que se bloquearan sus cuentas y que por eso no han podido recibir el dinero que se ganaron por sus años de servicio.
Sobre las cuentas que le entregaría al presidente Andrés Manuel del estado en que se encuentra la delegación, una de las más conflictivas del país, se negó a contestar y siguió repartiendo culpas. En ningún momento se refirió a los problemas que sufren el personal administrativo, médico y los propios derechohabientes al acudir al Instituto.
Entre los principales problemas que tiene la delegación potosina del ISSSTE está la falta de equipamiento y de medicinas en las diferentes clínicas y hospitales; un ejemplo claro de esto es el pésimo estado en el que se encuentra el Hospital General en la Carlos Diez Gutierrez, el cual está en una situación poco salubre y carece de personal suficiente para atender a todos los derechohabientes.
Más que resaltar por el trabajo que ha realizado en el ISSSTE, el cual es poco, la delegación está inmersa en escándalos. Se han hecho públicas las agresiones que han sufrido médicos, pues los hospitales no tienen seguridad; además, cada vez más trabajadores y derechohabientes se quejan de la terrible administración de la delegación.
También, Alberto Rodríguez Jacob se ha encargado de meter a la nomina del ISSSTE a cuanta persona se le ocurre. Sus amigos, la familia entera, la novia, la amante y hasta la querida cobran mensualmente, como mínimo, sus 20 mil pesotes, mientras que trabajadores y jubilados no pueden recibir su dinero, por el que sí trabajaron. Tampoco respondió sobre los innumerables casos de negligencia por los que muchos han fallecido en los hospitales.
El todavía delegado Rodríguez Jacob trata de callar a todos y, con amenazas, evita que los doctores y enfermeras no hagan publicas las quejas que tienen de la delegación. A cualquiera que filtra cualquier gramo de información lo bloquea, lo amedrenta y lo amenaza con perder su trabajo.
La delegación está tan mal que ni siquiera sus oficinas están en una buena instalación. A pesar de que Protección Civil les ha avisado en muchas ocasiones que el edificio Puga no es un buen lugar para las oficinas y representa un riesgo para los trabajadores y para todas las personas que acuden diariamente, al delegado no le interesa y prefiere quedarse ahí hasta que se caiga de viejo el edificio.
Parece ser que, si lo llegan a retirar del puesto, Alberto Rodríguez Jacob dejaría un puerquero en la delegación.