En México, el café es una bebida arraigada en la rutina diaria, con un promedio de consumo de 3 tazas por persona al día, según datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO). Este hábito se extiende al 85% de la población, especialmente después del desayuno y la comida. Sin embargo, el impacto va más allá de una simple bebida matutina.
Un reciente estudio publicado por la Universidad de Yale en la revista PLoS Medicine revela que el consumo regular de café y té podría estar relacionado con una disminución en el riesgo de desarrollar demencia en la vejez. Este hallazgo es especialmente relevante en un contexto donde a nivel mundial se consumen 2 mil 250 millones de tazas de café al día, según la Secretaría de Gobernación.
La demencia, un trastorno que afecta la memoria, el pensamiento, el lenguaje y el comportamiento, se presenta en las últimas etapas de la vida, generalmente después de los 65 años. Sin embargo, el estudio liderado por el Dr. Yuan Zhang, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Médica de Tianjin, sugiere que el consumo constante de cafeína podría mitigar sus efectos.
El café y el té, ambos ricos en cafeína y antioxidantes, pueden fortalecer las redes neuronales y promover la actividad cerebral. El análisis, realizado en una muestra de más de 365 mil personas en el Reino Unido, demostró que aquellos que consumían de 2 a 3 tazas de café o de 3 a 5 tazas de té al día tenían la menor incidencia de accidente cerebrovascular o demencia.
Si bien se reconoce el papel de los antioxidantes en la reducción de la inflamación y la prevención de enfermedades cardiovasculares y cerebrales, los científicos advierten que aún se necesitan más investigaciones para determinar el impacto preciso en la prevención de la demencia.
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