La NASA ha tomado la decisión de devolver la nave espacial Starliner de Boeing a la Tierra sin tripulación en septiembre, después de que se detectaran fallos en los propulsores y fugas de helio durante su misión en la Estación Espacial Internacional (ISS). Los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore, que habían llegado a la ISS a bordo de la Starliner para probarla en su primer vuelo tripulado, no regresarán en la nave de Boeing debido a las preocupaciones de seguridad.
El administrador de la NASA, Bill Nelson, afirmó que la seguridad es la prioridad principal, lo que llevó a la agencia a optar por no utilizar la Starliner para el regreso de los astronautas. En su lugar, Williams y Wilmore prolongarán su misión en la ISS, pasando de una semana a ocho meses, y regresarán a la Tierra a bordo de la Crew Dragon de SpaceX, en la misión Crew-9. Esta misión ha sido retrasada un mes y verá reducida su tripulación original de cuatro a dos astronautas para hacer espacio a los tripulantes de la Starliner.
La decisión ha sido un duro golpe para Boeing, que ya había enfrentado años de retrasos y problemas técnicos con la Starliner. La nave, que debía convertirse en el nuevo “taxi” para los astronautas estadounidenses a la ISS, ha registrado múltiples fallos, incluido uno en los propulsores que los ingenieros aún no comprenden completamente. Estos problemas han generado un alto nivel de incertidumbre sobre el comportamiento de la nave en vuelo, lo que llevó a la NASA a optar por un retorno sin tripulación para continuar recopilando datos y realizar mejoras.
A pesar de estos contratiempos, la NASA ha expresado su confianza en Boeing y en la capacidad de la Starliner, destacando la importancia de los datos obtenidos durante la misión para futuras correcciones y vuelos. Sin embargo, este nuevo problema refuerza la posición de SpaceX, la compañía de Elon Musk, que ha demostrado ser un socio más fiable para la NASA, especialmente con el éxito de su nave Crew Dragon y los cohetes Falcon reutilizables.
Boeing ha recibido inversiones millonarias de la NASA para desarrollar la Starliner, con la intención de reducir la dependencia de las naves rusas Soyuz. Sin embargo, los continuos retrasos y fallos técnicos han debilitado la posición de Boeing frente a SpaceX, que ahora es el principal contratista de la NASA para misiones tripuladas y no tripuladas, incluyendo el ambicioso Programa Artemis para regresar a la Luna y, eventualmente, llegar a Marte.
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