El síndrome de Asperger fue descubierto en 1944 por el médico pediatra austríaco Hans Asperger. Posteriormente se decretó el 18 de febrero como el día internacional de Asperger.
Este padecimiento se caracteriza por un conjunto de problemas y mentales y de conducta, que se engloba dentro de los trastornos del espectro autista, su origen proviene de la etapa prenatal y se debe a anormalidades en la formación y funcionamiento de las neuronas cerebrales.
Los pacientes son incapaces de desarrollar relaciones con sus entorno, no comparten intereses de las otras personas, tienen patrones de comportamientos repetitivos o extraños, como por ejemplo:
- Rutinas especificas que no pueden cambiar.
- Movimientos repetitivos sin ningún sentido.
- Muestran preocupación o interés por partes de algún objeto.
No existe ningún examen o prueba que ayude a diagnosticar esta condición, por lo general se buscan comportamientos, que ayudan a identificarla como:
- No responde al ser llamado por su nombre.
- Incapacidad para hacer gestos, señalar o apuntar.
- Dificultades de integración.
Las personas con Asperger, al igual que todas las personas, tienen su propio estilo de hablar y pueden variar dependiendo de la persona y el nivel de su condición.
Una vez identificado el síndrome, es importante iniciar el tratamiento lo antes posible, puesto que mientras más pronto se lleve a cabo más posibilidades existen de rehabilitación.