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La soga al cuello

La verdad es que no hay una verdad, leí en una pared de la ciudad…”

Cuarteto de Nos

En plena contingencia de salud por el coronavirus el rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí convocó al cónclave para elegir sucesor, un “madruguete” trasnochado terminó por sepultar las ambiciones políticas de una corte de efebos que gobernó a expensas del falsario Manuel Villar Rubio. La codicia se apoderó del trío de eunucos que vivieron a la sombra del apocado personaje.

Lo que hizo cambiar de opinión a Manuel Villar sobre su posible heredero es un secreto, el primer sorprendido fue Anuar Kasis Ariceaga. El secretario general de la Universidad se preparó durante años para recibir la estafeta, hubo de soportar humillaciones y maltratos. Ser la máxima autoridad en la UASLP conlleva además de una gran responsabilidad, la posibilidad de hacer de su vida un “papalote” y echarlo a volar. Lo que le plazca a su majestad.

La rectoría que concluye, está marcada por la pachorra institucional, sin sobresaltos. Fútil. Manuel Villar nunca logró convencerse que era el hombre al mando, a nadie miró a los ojos ni manoteó la mesa. Siempre dilató hasta el cansancio las decisiones importantes y dejó en manos de pendencieros la operación fina. Completaba el cuadro la titular de un área encargada de la imagen institucional que lejos de afirmar la autoridad del rector, convirtió al agazapado en un ser insignificante que provocaba somnolencia y pena. Yanina Huguette Herrera Olavid sedujo al confiado Manuel con ambiguas estratagemas de publicidad, lo más relevante de su trabajo se traduce en diseñar souvenir y colocarlos a la venta en las instalaciones de la UASLP.

El golpe de timón previo a la elección, buscaba colocar a la cabeza de las preferencias a la secretaria académica Dolores Lastras, una mujer sin muchas luces intelectuales que navegaba en el universo de la burocracia universitaria. Sin medir consecuencias, los operadores del rector subestimaron la reacción de Anuar Kasis, su exabrupto final facilitó el arribo de Alejandro Zermeño a la jefatura de la “máxima casa de estudios”. Posiblemente en un futuro no muy lejano se deba agradecer al rector por haber dinamitado su propio proyecto de permanencia. Sin su valiosa colaboración, la elección habría sido tersa y con un resultado predecible.

Tal vez si Manuel no hubiera alentado por años las ilusiones (y ambiciones) del funesto secretario se habría disciplinado a la voluntad del jefe. Anuar Kasis anunció su aspiración legítima después de meditarlo tres segundos, requería mostrar la bolsa de canicas para negociar con Zermeño anticipadamente. Aún con el hocico sangrante, se sabía sin posibilidades de ganar, pero con los votos suficientes para obtener un buen arreglo con el director de la facultad de medicina.

Alejandro Zermeño es de línea dura, los médicos son fríos para la política y hasta el momento, no se le conocen grandes escándalos, traiciones o componendas de tipo mafioso. La mística de su discurso fue clara, no iba a comprar ningún voto y tampoco prometía impunidad. Las escuelas de Medicina, Ingeniería, Psicología y Enfermería votarían en bloque, algunas otras como Comercio y los campus de Matehuala y Ciudad Valles le garantizaban dos de tres votos. Siempre trajo los apoyos necesarios para ser una opción, pero requería una alianza para lograr la mayoría. Quien recomendó al rector cambiar al plan b, le aportó al doctor el aliado natural que la situación ameritaba.

En el camino se quedan los traidores como el director de la Facultad de Derecho, Abraham Oliva, o el consejero maestro de la Facultad de Economía, Cuauhtémoc Modesto. Entusiastas promotores del galeno optaron por el cambio de bando en los días previos a la elección. Los dos aspirantes a la dirección de su escuela vieron derrumbarse sus posibilidades por el “tentaleo” institucional. Se dejaron llevar por el canto de las sirenas. El nuevo rector no puede dejar traidores a sus espaldas pues corre el riesgo de arrepentirse en el futuro. Quien traiciona una vez, lo hará mil veces.

Curiosamente quien más pierde es Pablo Valladares, dueño del periódico Pulso y patrocinador del grupo estudiantil “expresión” que comanda desde su época como estudiante el porro Gerardo Aldaco. Con un bloque de diez consejeros estudiantiles parecían ser lo que Zermeño requería para afianzarse, votaron por Dolores Lastras en la primera ronda y lo presumieron en redes sociales momentos antes de la elección. Aldaco tendría el cinismo de felicitar al triunfador de la segunda ronda y adjudicarse los votos restantes. Zermeño lo atajó con sorna.

El nuevo rector de la UASLP recibe una institución que pasa por su peor momento, los excesos en el gasto corriente, la altísima nómina de funcionarios y la corrupción desbordada. La mafia institucional tiene el campo minado y funcionarios eternizados en los cargos. Casi todos los que ostentan un cargo de confianza dentro de la estructura burocrática atienden y deben su lugar a un rector del pasado. La nómina está plagada de familiares de ex rectores, la hija de Jaime Valle o los hijos de Alfonso Lastras y hasta el hermano de Mario García por citar algunos ejemplos. Casi podrían hacer un sindicato de no ser porque la ley no se los permite pero, ganas no les faltan.

Si Alejandro Zermeño no ordena una exhaustiva auditoría a su antecesor, estará convalidando el saqueo de la institución y sentando un precedente que le restará calidad moral y prestigio.

Por si el nobel rector no lo sabe, ahí le van algunos nombres, Manuel Villar Rubio gobernaba a capricho la universidad por medio de tres personajes funestos: Víctor Manuel García Martínez, Joel Cruz Maytorena y Luis Bernal. Las tácticas de los sicarios del pusilánime rector eran la amenaza, la extorsión, el chantaje y al menos en el caso de Joel Cruz, está documentada su abyección, en su paso como empleado del centro de documentación histórica fue denunciado por su jefa Rosa María Martínez Rider por el robo de documentos y libros históricos que vendía al mejor postor. Fue rescatado por algún oscuro personaje que lo arrimó al círculo cercano del rector. Se convirtió en el más eficaz ejecutor de los caprichos del arquitecto Villar. Un perro fiel.

La tríada de funcionarios, como bien coptaban grupos estudiantiles o recurrían a conductas difamatorias contra líderes feministas que protestaban por el acoso y la falta de transparencia. No basta con degradarlos a un nivel inferior, la universidad no se va limpiar arrojando la basura bajo la alfombra, los desechos se colocan en el cesto.

Sea pues Alejandro Zermeño, eres promesa que se soslaya, radical de derecha, palabra que caduca, discurso que expira, justicia que se añora.

MUNICIPIO SOLEDAD GRACIANO SANCHEZ
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