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Ser niñera en familias adineradas te deja grandes lecciones de vida

No siempre es una gran suerte nacer en una familia rica, y mi trabajo me lo enseñó de una forma muy clara. Teniendo una educación superior en pedagogía, durante 5 años trabajé como educadora en jardines de niños privados, como institutriz en 4 familias, y pasé una multitud de días y semanas de prueba. Estuve en las casas de los ricos de la lista de Forbes, volé al extranjero en aviones privados y conozco secretos que no podría contar ni siquiera ante un tribunal.

Cuando apenas comencé a trabajar, pensaba que siempre podría darles a mis hijos lo más “razonable, bondadoso y eterno”, pero mi plan se derrumbó. Es por eso que quiero compartir con los lectores una historia acerca de por qué siento lástima por los niños ricos.

Este es un extracto de mi vida. Me enviaron esta captura de pantalla desde la agencia cuando pregunté “¿cómo fue la entrevista?”. Por cierto, es la razón más frecuente por la cual no te contratan.

-Al principio, la oferta de trabajo propuesta puede verse muy atractiva. Pero cuando te llama el presentador de la agencia de selección de personal, no te dirá toda la verdad acerca del empleo. La agencia cree que, si una persona busca trabajo, entonces aceptará todo.

-En mi CV siempre indico claramente con niños de qué edad trabajo. Suelo llegar a entrevistas y descubrir que hay dos pequeños más, los cuales son menores y con los cuales a veces también tendré que trabajar.

-Por cierto, cualquier “a veces” dentro de una semana se convierte en “siempre”. En ninguna ocasión, los requisitos que hablamos en la entrevista resultaron ser los mismos en la realidad, a pesar de que fueron especificados con los padres.

-Últimamente se puso de moda que las niñeras pasen por una prueba de polígrafo. Siempre lo rechazo, especialmente después de que una colega me contara que le preguntaron absolutamente de todo, incluso cuándo había sido su primera relación sexual. Parece que es más fácil ir a confesarte a la iglesia.

-Un gran porcentaje del primer sueldo tiene que entregarse a la agencia. Es por eso que muchas niñeras toleran las terribles condiciones de trabajo y no quieren irse con otra familia. Además, en ese lugar ya te has acostumbrado a las rarezas de los niños y de sus padres

 

Una vez, en el primer día de prueba, llegué y me obligaron a ir a la ducha para el personal. Me dieron ropa desechable y, como condición obligatoria, tenía que usar un cubrebocas, no importaba si estaba enferma o no. Al mismo tiempo, el niño de 7 años estaba absolutamente sano. Y así debía ser cada vez. Rechacé ese trabajo.

-Obligatoriamente se tienen que tomar días de prueba. Tres, como mínimo. Durante ese tiempo, ya es posible comprender si te llevarás bien con el niño y sus padres, y si te gustan las condiciones impuestas. Pero aquí hay un peligro: en cuanto te contraten oficialmente, de inmediato crecerá el volumen del trabajo,el cual no te pidieron hacer en los días de prueba.

-A veces, los padres dicen que les importa el desarrollo del niño: lectura, conversaciones intelectuales, etcétera. Pero, en realidad, solo necesitan que le limpies la nariz y le des de comer. Por un lado, es más fácil, por otro, ellos incluso te prohíben hablar sobre temas determinados con el niño. Es decir, te conviertes solo en una sirvienta para él. Los niños comienzan a percibirte precisamente así, y eso significa que ya no eres una autoridad para ellos.

-En los días de prueba es importante hablar de todo: jornada laboral, el lugar del descanso, días de vacaciones, entre otros. Todas las funciones. Esto se debe a que, si una vez vas al correo por cortesía, comenzarán a enviarte a la tintorería, a la tienda, entre otros. Esto perjudica las obligaciones básicas. Precisamente por eso ocurren las peleas.

-Recuerdo que, en una de las entrevistas, la mamá de dos hijas trató de bajar mucho mi sueldo. Al solucionar el problema, nos pusimos de acuerdo sobre los días de prueba. Al segundo día ocurrió la siguiente situación. La mamá ordenó un paquete para sus hijas de AliExpress: plumas con caritas de animales en lugar de tapas, marcadores grandes, reglas con juguetes pegados, entre otros. El paquete costó aproximadamente 500 USD, pero, cuando lo abrimos y comenzamos a probar todo, resultó que estos objetos no eran ergonómicos: era incómodo sostenerlos, ya que se deslizaban de las manos y los adornos molestaban. Finalmente, se decidió que era imposible usarlos en lo absoluto, y, durante dos días, las niñas los rompieron y los tiraron desde el balcón, ya que les interesaba más ver cómo las plumas caían a la nieve. Ningún objeto sobrevivió. Por cierto, mi salario también era de 500 USD, pero al mes.

Lo primero y más ofensivo para mí es que, con el tiempo, los padres comiencen a ponerse celosos. El niño se acostumbra a la institutriz, se apega con toda su alma a ella y se forma una cálida relación. Mamá y papá comienzan a percibir esto, despiden a la niñera y ellos mismos intentan pasar más tiempo con la familia. Pero eso no sucede: el trabajo requiere de fuerzas y únicamente cuando ellos lo entienden contratan a una nueva institutriz. El niño simplemente hace berrinches, rompe su psique, se ofende y demás. ¿Por qué hacen eso?

Otro de los momentos más complicados en el trabajo. Actualmente, por alguna razón, no es importante el grado de demencia en un niño. Ya sea ligero o grave, ahora todos son considerados “con necesidades especiales”. Pero, frecuentemente, los padres prefieren no darse cuenta de eso, y envían a sus hijos a jardines habituales. El niño no se comporta adecuadamente, golpea a otros, durante la comida puede subirse a la mesa y quitarse sus pantalones, y puede morder a la educadora, pero no se le puede regañar, porque, en principio, no se debe tocar a los niños, en particular a los pequeños con necesidades especiales.

Por muy triste que parezca, en ocasiones, los padres mantienen en silencio algún tipo de enfermedad de los niños. Una vez, únicamente al tercer día de prueba me enteré de que el pequeño tenía epilepsia. Por supuesto, descubrí esto cuando comenzaron los ataques. Simplemente, los padres no habían podido encontrar a una niñera que aceptara el trabajo en mucho tiempo y temían que eso me asustara. Algo normal, ¿no?

Otra cosa sobre la salud. Una vez, cuando trabajé en un jardín de niños privado, un niño comenzó a sentirse mal. Se puso blanco, se enfrió, ni siquiera podía levantar la mano, no tenía fuerzas. Por supuesto, llamamos a una ambulancia y a la mamá. La mujer llegó con un rostro como si la hubieran quitado de la fila de la manicura y con las palabras: “¿Para qué me hicieron venir?”. Me pareció que para ella sería más fácil tener otro hijo que cuidar al que ya tenía. Resultó que el pequeño tenía graves problemas del corazón.

Con demasiada frecuencia, si la institutriz es una persona normal y adecuada, la mamá intentará ver en ella una amiga, especialmente si ella no es la persona más feliz en la familia. Con el tiempo, por mucho que me esforzara, involuntariamente me convertí en testigo de escándalos. Después de eso, comenzaron las conversaciones de corazón, cuando una mujer comienza a hablarte sobre toda la horrible verdad de la familia. En tales casos, yo huyo inmediatamente.

Una vez trabajé con una actriz de cine muy famosa. Un día por la mañana, cuando llegué al trabajo, ella me dijo: “Ayer te fuiste 25 minutos antes. Descontaré eso de tu sueldo”. Y sí lo hizo. En total, recibí 716 USD. Cuando llegó el momento de hacer cuentas, la actriz corría por toda la casa, ya que no podía encontrar 1 USD. No tenía nada de cambio. Y el hecho de que la mayoría de los días me quedaba un poco más del tiempo que debería no le importó a nadie.

Una vez trabajé con una familia donde había una niña de 4 años y un niño poco más grande de un año. La niña no quería tomar la cuchara y tenía que darle de comer. Y, si no lo hacía, ella comenzaba a ponerse histérica. También más de una vez noté un terrible odio por parte de la niña hacia su hermano menor: en el transcurso de mi estadía, llevó a cabo muchas acciones que podrían haber dañado su salud. Cuando les insinué a los padres que no necesitaban un psicólogo, sino un psicoterapeuta, me respondieron que la niña crecía con una personalidad de líder y simplemente no le gustaban las personas que se encontraban a su alrededor.

Los niños no conocen el valor del dinero. En una familia donde fui institutriz había dos gemelos, y su gasto de alimentación era de 30 — 40 USD al día. Ellos podían gastar eso en un par de días, tomando en cuenta que un chófer los llevaba y recogía de la escuela.

En el grupo había una niña que, desde la infancia, sabía que se casaría con un hombre rico y dijo abiertamente que no necesitaba aprender nada, que se casaría y se quedaría en casa. Esto se reflejaba mucho en sus acciones: ella ayudaba a servir la mesa y a ponerles los baberos a los niños más pequeños con mucho placer. Al mismo tiempo, a sus 4 años y medio no conocía los nombres de los animales más sencillos. Su hermano se encontraba en el grupo de niños más grandes. Comenzó a hablar a los 4 años.

Nadie necesita a los hijos. Ellos llegan al jardín de niños sin estar preparados en lo absoluto: sin camisetas y calzones de repuesto, con zapatos que son una talla más pequeños, entre otras cosas. Frecuentemente, desde el umbral, los niños declaran que quieren comer. No es la primera vez que me encuentro con niñas que pueden llamar a las educadoras, limpiadoras y otras mujeres como mamás, si ellas las tratan bien. Una vez le hice una trenza a una niña después de la hora de dormir, y al día siguiente me la trajeron con el mismo peinado. En esos casos siento lástima incluso por los niños más mimados.

En los jardines de niños privados, donde los padres pagan 1500 USD al mes, hay una regla: “El cliente siempre tiene la razón”. Es decir, los padres tienen que estar contentos, y no es tan importante que sus hijos se desarrollen. Una vez, esto llegó a tal punto que la directora nos propuso hornearles un pastel de manzanas a los padres. “Llegan a recoger a su hijo y nosotros les damos un pedazo de pastel”, dijo ella. Lo tenían que hornear las educadoras en su casa un día antes. Después de eso, renuncié de inmediato.

Por lo general, en las agencias dicen que la institutriz fue revisada en todos los aspectos, que tiene una gran experiencia y no ha tenido ningún problema. Pero, en realidad, no verifican a nadie. Siempre es una sorpresa qué tipo persona llegará a la familia y se quedará con tu hijo a solas.

La mayoría de las institutrices y niñeras son mujeres no realizadas. Su incentivo principal es el dinero. Y es triste. Cuando voy a entrevistas, entiendo que solo a muy pocas les permitiría estar con mi hijo.

Llegué a esta conclusión después de vivir esas experiencias: ningún dinero del mundo hace feliz a un niño. Una persona ajena no lo cuidará con todo el amor y calidez que pueden darles sus padres. No gano mil millones y posiblemente no podré enviar a mi hijo a estudiar a Harvard. Pero podré darle más cosas: amor, atención y educación. Porque no es obligatorio ser rico para hacer feliz a tu hijo.

Publicación original de genial.guru.com

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