«Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre». La cruz es el símbolo del cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos.
La cruz, con sus dos maderos, nos enseña quiénes somos y cuál es nuestra dignidad: el madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro caminar, al que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en todo, excepto en el pecado. ¡Somos hermanos del Señor Jesús, hijos de un mismo Padre en el Espíritu!
El madero que soportó los brazos abiertos del Señor nos enseña a amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. Y el madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No tenemos morada acá en la tierra, caminamos hacia la vida eterna. Todos tenemos un mismo origen: la Trinidad que nos ha creado por amor. Y un destino común: el cielo, la vida eterna. La cruz nos enseña cuál es nuestra real identidad.
La cruz es signo de reconciliación con Dios, con nosotros mismos, con los humanos y con todo el orden de la creación en medio de un mundo marcado por la ruptura y la falta de comunión.
Dios todo poderoso
que habéis sufrido la muerte
sobre el árbol de la cruz,
por nuestros pecados,
acompáñadme,
Santa Cruz de Jesucristo,
ten piedad de mí.
Con información de Aciprensa