
Se llega la temporada de Día de Muertos y en diferentes lugares, se preparan para honrar a sus fieles difuntos, algunos con ofrendas sencillas pero otros con majestuosos altares que pueden ser admirados por los miles de turistas que arriban al lugar, tal es el caso de San Martín Huaquechula Puebla, una población que coloca altares dedicados a los familiares fallecidos de agosto del año anterior al mes de agosto del actual. Cada familia se prepara según su presupuesto durante todo un año para cumplir con la tradición ya que el costo de un altar llega a costar hasta ochenta mil pesos, mismos que serán pagados a los Altareros, que son los artesanos especialistas en diseñar y construir este tipo de altares, un trabajo laborioso y de mucha creatividad.
San Martín Huaquechula se encuentra en el Valle de Atlixco y forma parte de los cuarenta y cinco municipios que se dedican al cultivo de la flor de cempasúchil, por lo que llegada la temporada los campos se cubren de ese color característico, ya que recordemos que el principal productor de esta flor, es el estado de Puebla.
Los altares son hechos en madera y forrados en tela de satín o raso, papel picado y algunos llegan a medir hasta cinco metros de altura y se componen de tres niveles: el primero representa el mundo terrenal, aquí se coloca la fotografía de la persona fallecida frente a un espejo que simboliza la entrada al inframundo el cual es resguardado con figuras de ángeles con cara de niños que llevan el nombre de llorones que manifiestan el sufrimiento por la persona fallecida además de todo aquello que le haya gustado comer así como algunas pertenencias personales. El segundo, la unión de lo humano con lo divino por lo que son colocados ángeles y santos que lo ayudarán a escalar al último peldaño y el tercero representa el cielo, el destino a donde tiene que llegar encomendándolo al Santo de su devoción.
Es el 1 de noviembre que en punto de las 14:00 horas después de repicar las campanas del templo, las familias abren la puerta de su casa para recibir a los visitantes que llevan velas o veladoras y que estos a su vez serán invitados a comer en agradecimiento; variedad de atoles y tamales, hojaldras (pan de muerto), pipián verde, mole, arroz, frijoles de la olla, adobo negro, pozole, carnitas, tortillas hechas a mano y aguas de sabores hay para todos.
Cada uno tiene un diseño propio y todos cumplen con ciertas características, como su estructura piramidal, el color blanco de la tela, luz artificial, las ceras escamadas, flores blancas y otros adornos para la ocasión embellecen los altares, los pétalos de flor de cempasúchil, el incienso y el copal son los que guiarán al difunto a su antiguo hogar. Esta forma tan peculiar de edificar los altares, ha permanecido casi intacta por siglos por lo que desde 1997 son considerados Patrimonio Cultural del Estado y un tesoro cultural del país.
Si decides visitar San Martín Huaquechula, serás recibido con gran hospitalidad y será una experiencia diferente en cada casa que visites. ¡Buen viaje y buen provecho!