Cada 28 de octubre, miles de devotos mexicanos se congregan en distintas ciudades del país para rendir homenaje a San Judas Tadeo, uno de los santos más venerados en México. Este día se ha convertido en una celebración masiva, especialmente en la Ciudad de México, donde la Parroquia de San Hipólito es el epicentro de la devoción.
¿Cómo se celebra en CDMX?
Desde las primeras horas de la madrugada, las calles cercanas al templo se llenan de peregrinos que llegan con imágenes, estatuas y estampas del santo, conocido como el patrón de las causas difíciles y desesperadas. Familias enteras, grupos de amigos y personas que acuden individualmente lo hacen con un fervor palpable, en busca de favores o para agradecer por milagros atribuidos a San Judas.
La devoción por San Judas Tadeo ha crecido enormemente en las últimas décadas, especialmente entre los jóvenes. Para muchos, el santo representa esperanza en momentos de crisis personales o económicas. Durante esta festividad, es común ver largas filas de personas esperando entrar a la iglesia para presenciar las misas dedicadas a su honor, encender veladoras y recibir la bendición de los sacerdotes.
Una tradición familiar y de fe
La celebración, sin embargo, no se limita solo a la Ciudad de México. En otras regiones del país, como Guadalajara, Monterrey, Puebla y San Luis Potosí, también se realizan misas y procesiones en honor al santo. En algunos lugares, las festividades incluyen música, danzas tradicionales y ventas de artesanías y recuerdos religiosos.
La fe en San Judas Tadeo también ha traspasado las fronteras de los templos, pues es común ver altares dedicados a él en negocios, hogares y hasta en los puestos ambulantes de las calles. Su imagen ha adquirido un papel cultural más allá de lo religioso, representando una figura de consuelo y resistencia ante las adversidades de la vida diaria.
A pesar del fervor popular, la iglesia ha exhortado a los fieles a que la devoción a San Judas se mantenga dentro de los márgenes del respeto y la verdadera fe. Los sacerdotes insisten en que su figura debe ser vista como un intercesor ante Dios, y no como un objeto de culto separado.
La celebración de San Judas Tadeo, con todo su colorido, mezcla de tradiciones religiosas y populares, es un reflejo de la profunda espiritualidad que caracteriza a la cultura mexicana, donde la fe y la esperanza son pilares fundamentales para millones de personas.
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