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Rigoberta Menchú y la lucha incansable por la justicia justa

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la activista y Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú Tum, alzó su voz una vez más en defensa de la justicia, los derechos humanos y la dignidad de las mujeres. Con la conferencia magistral titulada “Voces de Resistencia: Mujeres, Justicia y Dignidad”, la lidereza indígena guatemalteca llevó un mensaje de sororidad, organización y esperanza, enfatizando el papel crucial de las mujeres en la transformación social.

El poder del cambio desde lo local

Bajo la premisa “Si te significa a ti, es porque estás en el camino correcto”, Menchú hizo un llamado a construir los cambios que el mundo necesita desde una visión local. Recalcó la importancia de generar armonía entre ciudadanos y pueblos para lograr un mundo más justo, especialmente en lo que denominó “el tiempo de las tecnologías”. En su discurso, destacó la lucha de las mujeres indígenas, quienes han atravesado procesos de injusticia, violencia y exclusión, pero que, aún así, continúan siendo protagonistas de la resistencia y el cambio.

“Yo lucho por la justicia justa”, afirmó con determinación. En su recorrido por diversas luchas femeninas, mencionó a las abuelas de El Salvador, a las madres de desaparecidos y a aquellas mujeres que enfrentan esclavitud sexual e infantil. Para la activista, reconocer y valorar los esfuerzos de las mujeres a lo largo de la historia es un acto de justicia, pues, como dijo, “a veces se nos olvida que somos exitosas, que somos heroínas”.

Un llamado a la conexión intergeneracional

A sus 66 años, Menchú reflexionó sobre la dificultad de comunicarse con las nuevas generaciones, insistiendo en la necesidad de una conexión intergeneracional. “Los mayas dicen que no somos propietarios del conocimiento y la sabiduría, cada quien la hace con su forma de vida”, expresó. Instó a brindar espacios a la juventud en la era digital, sin perder de vista los valores de humanidad y sensibilidad.

Asimismo, advirtió sobre el peligro de perder el horizonte humano al alcanzar posiciones de poder. “Si las mujeres llegan al poder, van a querer ser emperatrices”, dijo, alertando sobre la importancia de ejercer el liderazgo con un sentido de bien común, sin olvidar las luchas de quienes les precedieron.

Memoria, resistencia y el papel de las mujeres

Menchú recorrió las huellas de la resistencia femenina en el mundo, recordando la lucha de las Madres de Plaza de Mayo en Argentina y las reivindicaciones de las comunidades indígenas. Insistió en que el cambio no se logra en solitario, sino a través de un trabajo colectivo que trascienda fronteras.

En la rueda de prensa posterior a su conferencia, Menchú reflexionó sobre el significado de haber recibido el Premio Nobel de la Paz hace 33 años. “Fue un triunfo para los pueblos de Latinoamérica que han vivido en represión”, expresó con orgullo. También rememoró su vínculo con México, un país que le brindó oportunidades y reconocimiento. “Soy la primera indígena que enseña en la Facultad de Derecho en la UNAM, soy parte mexicana, soy maya y guatemalteca”, afirmó.

Un llamado a la paz y la sororidad

Como mensaje final, Rigoberta Menchú subrayó la necesidad de fortalecer la organización de las mujeres y mantener viva la memoria de aquellas que han dado su vida por los derechos femeninos. Pidió respeto mutuo y reciprocidad, destacando que la lucha por la equidad debe llevarse a cabo de manera pacífica. En un gesto de compromiso con la no violencia, hizo un llamado a evitar cualquier acto de agresión durante las marchas del 8 de marzo: “Debemos realizar una lucha pacífica”, enfatizó.

Con su inquebrantable voz de resistencia, Rigoberta Menchú demostró una vez más que la lucha por la justicia y la dignidad de las mujeres sigue más vigente que nunca.

MUNICIPIO SOLEDAD GRACIANO SANCHEZ
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