Tras 11 años de litigio en busca de una liquidación digna, un grupo de trabajadores que durante años trabajaron en el llamado Hospital de Nuestra Señora de la Salud, continúan en su lucha para que se les respeten los derechos y la antigüedad que se ganaron pues, luego de que el nosocomio cerrara de manera sorpresiva, la gran mayoría no recibió lo que por ley le correspondía, de ahí que tuvieran que recurrir a las instancias legales para defenderse, sin embargo, ahora se topan con que, para recuperar su dinero, primero se debe vender el inmueble, mismo que, con el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, se encuentra en completas ruinas.
Ubicado en la avenida Madre Perla, al oriente de la capital potosina, el Hospital de Nuestra Señora de la Salud fue uno de los centros médicos más reconocidos a finales del siglo pasado pues contaba con la tecnología más avanzada y todo un grupo de especialistas que, por sus servicios, cobraban elevadas cuotas, de ahí que los pacientes y sus familias enfrentaran serias complicaciones para cubrir los gastos médicos.
De la noche a la mañana y sin mayor atención, los inversionistas, entre los que destacaban miembros de las familias más adineradas de San Luis Potosí, tomaron la determinación de cerrar el nosocomio, negándole la atención a cientos de personas y echando a la calle a todos su trabajadores; desde enfermeras, hasta intendentes, a quienes les negaron el derecho de la liquidación justa. En algunos casos, luego de años de trabajo, les dieron apenas 200 pesos.
Recientemente, los trabajadores que decidieron luchar por sus derechos recibió la notificación que, para poder ser liquidados, el inmueble tendría que venderse, sin embargo, dado que en todos estos años no ha recibido mantenimiento y se ha permitido que ingresen personas ajenas, el edificio presenta serios daños estructurales y un deterioro que pone en riesgo a cualquiera que entra.
Ante estas irregularidades, los afectados demandan la intervención del actual gobierno y del próximo gobernador, Ricardo Gallardo Cardona, para que intervenga y garantice sus derechos como trabajadores pues, insisten, en injusta la manera en cómo los trataron los directivos, dueños y socios del hospital, quienes los desecharon como cosa vieja luego de tantos años de servicio.