El delegado del Instituto Nacional Electoral (INE) en San Luis Potosí, Pablo Sergio Aispuro Cárdenas, manifestó su confianza en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), generará los equilibrios necesarios, en torno al Plan B de la pretendida reforma electoral, “para no poner en riesgo la celebración de elecciones con los estándares de integridad que demanda un autentico estado democrático”.
“Cuando se presenta un proyecto cómo esté, raro, extraordinario, dificil, inverosímil, bizarro, deben de entrar las demás instituciones del estado mexicano -cómo la SCJN- a generar los equilibrios que les mandata la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, sostuvo.
En conferencia de medios, Aispuro Cárdenas, sostuvo que la democracia mexicana no radica en el poder legislativo, ni en los partidos políticos, “la democracia radica en el binomio de ciudadanía y de institucionalidad del estado mexicano”, señaló.
Dijo que en primer lugar las juntas distritales que se quieren desaparecer son las que garantizan el derecho a la identidad y al voto, ya que prestan el servicio de credencialización y actualización del padrón electoral, “pero no sólo eso, son quienes garantizan el principio de igualdad y secrecia del voto”.
“De tal manera que eliminar la estructura distrital permanente del INE y por otro lado, mutilar al 85% del personal del servicio profesional electoral nacional, -unos dos mil 200 empleados de los dos 571 existentes-, impedirá contar con el personal calificado para la función electoral cómo lo ordena la Constitución y cómo se requiere en un país aquejado por la violencia criminal, los conflictos sociales, la cultura de la trampa e impunidad y la desconfianza ciudadana en su clase política”, sostuvo.
Y es que el delegado del INE recalco que la estabilidad y permanencia del Servicio profesional electoral nacional, ha sido clave en la construcción de nuestra democracia.
Aispuro Cárdenas sostuvo por último que la reforma aprobada rompe el consenso político logrado en 2014 para que la eficacia, independencia y profesionalismo de las elecciones federales impregnara a todo un país. “Se cambiaría un modelo institucional probado, que ha dado garantías a todas las fuerzas políticas y confianza a la ciudadanía, por un modelo que sólo ofrece incertidumbre y riesgo para la elección más grande y compleja de nuestra historia el próximo 2024”, concluyó.