
En mis dos anteriores columnas semanales platicamos de eventos del período 1985-2000 en torno a Carlos Salinas de Gortari y otros protagonistas, para destacar ciertos antecedentes o paralelismos que ayuden a posicionar y entender lo que ha sucedido los últimos 7 años en torno a Andrés Manuel López Obrador. Arrojamos algo de luz en el debate sobre quién podría haber sido el mejor y el peor presidente de la historia, en tanto que los datos duros acabaron dándole la razón a los que caracterizaban al segundo como “un peligro para México”.
Hoy cierro esta breve serie con otros esbozos que resultan de interés.
- Una comparación ideológica y real entre Carlos Salinas y López Obrador.
Ambos presidentes han sido animales políticos, pero el primero era mucho más profesional, más inclinado a lo técnico o económico, menos ideologizado y fanatizado, más pragmático y visionario, menos cerrado a opiniones diversas… En suma, ojo, más capaz y eficaz como operador y transformador, a la vez que menos necio e incluso mucho menos mentiroso.
Todo ello se corrobora con datos y análisis serios, como en el caso del Tratado de Libre Comercio que, si bien aquellos años era repudiado por López Obrador, hoy con todo su neoliberalismo de mercados libres está salvando al país de mayores daños por las agresiones arancelarias de Donald Trump.
- Las sucesiones presidenciales a favor de Zedillo en 1994 y de Claudia Sheinbaum en 2024.
Son muy claras las diferencias entre estas dos elecciones, no sólo al considerar el nivel y las características de sus actores (CSG/EZP) y (AMLO/CSP), sino también en cuanto a su carácter democrático: frente a cualquier deficiencia que pudiera haber tenido aquélla, el caso más reciente fue una ilegal elección de Estado con todo tipo de abusos, desviaciones de recursos, engaños y maniobras, incluso repartos masivos de dinero asociados a una continuidad, en un adelanto electoral a favor de una precandidata a lo largo de más de tres años.
A su vez, claro, la continuidad económica a partir de la primera fue muy distinta de la que se ha dado en la segunda, pues aquélla no incluía una protección personal del expresidente ni la negación sistemática de sus graves errores, sino la consolidación de políticas exitosas en una estrategia coherente de largo plazo que luego fue refrendada por otros presidentes.
- La ‘transición pactada’ de Ernesto Zedillo hacia el panismo.
Luego de la victoria priista en 1994 y un sexenio de estabilización con el apoyo del presidente Clinton, Zedillo estaba inquieto ante su sucesión por el posible regreso del salinismo y lo que llamaba el viejo PRI, de tal manera que le resultaba más sencillo pactar con un sucesor de la oposición que con quienes podrían regresar a cobrarle afrentas.
Esto, a su vez, restringía el fortalecimiento de un perredismo cada día más lopezobradorista y reafirmaba los elementos esenciales de las transiciones políticas en México: pactos o componendas y el olvido del pasado.
- Orígenes y alcances de las graves crisis económicas de 1995… y 2025.
Ambas podrán calificar como las peores de los últimos cien años, pero sus causas fueron muy diferentes. La de hace 30 años se registró después de una excelente gestión económica a cargo del secretario Pedro Aspe, que se complicó con los asesinatos políticos de 1993-94 y se agravó aún más a partir de un manejo inadecuado al cambio de sexenio. La actual se ha generado por los desmanes económicos de AMLO y se agudiza con las acciones del gobierno de Trump.
Esta última es impredecible en sus alcances y posibles soluciones, pero la vamos a tener que sobrevivir y revertir. Al tiempo.
* SE CUESTIONA HOY QUE el gobierno mexicano responda a los retos actuales con estufas de leña, clases de box y chocolates para todos, en vez de asegurar inversión extranjera, incrementos en productividad/competitividad o niveles mucho más elevados de certidumbre y seguridad jurídica al sector privado. Así se estima necesario detener la absurda y costosa reforma judicial, aunque esto sea ya muy difícil por razones políticas. Igual, la presidenta amplía su llamado Plan México con otra serie de buenas intenciones, que en su mayoría no enfrentan los desafíos de las presiones arancelarias y, pese a los aparentes cambios de estrategia en áreas cruciales, tampoco se adicionan medidas concretas para abatir los graves problemas de inseguridad, narcotráfico, migración, corrupción o abasto de medicamentos. Son malas señales.
@cpgarcieral