En columnas anteriores hemos hablado de la importancia de la salud mental y los mitos acerca de la terapia psicológica, sabemos que el psicólogo no es solo para aquellas personas que padecen de algún trastorno grave, sin embargo, aún hay muchas personas que no saben cuándo es el momento adecuado para asistir a terapia, debido a la normalización del mito: “debemos solucionar nuestros problemas solos”, por eso, en esta columna veremos las razones para ir a terapia, y así despojarnos de este mito y dejar atrás la pena o el miedo de empezar nuestro proceso.
Empecemos por los niños, ¿Cuáles son las razones por las que un infante podría iniciar un proceso psicológico? El psicólogo infantil se encarga de asegurarse de que el crecimiento y desarrollo del niño sea adecuado a su edad, además de los aspectos conductuales y emocionales. Algunas veces nos encontramos con padres muy ocupados en su trabajo para así darle una buena calidad de vida a sus hijos, creando en ellos algunas heridas emocionales, que, si bien no son intencionales por parte de los padres, con ayuda psicológica los niños serán capaces de reconocer y trabajar para que esto no afecte en su desarrollo social.
Ahora hablemos acerca de los adolescentes, todos quienes hemos sido adolescentes o lo son en este momento sabemos cuán difícil parece la vida en ese periodo, claro que intervienen miles de factores para tener una adolescencia grata o no tanto, pero no deja de ser un proceso caótico y lleno de incertidumbre, en este proceso un acompañamiento psicológico que alimente la autoestima, ayude a reconocer y sanar heridas, conocerse a sí mismo y adquirir herramientas para el manejo de las situaciones, beneficiara enormemente al adolescente confundido.
En cuanto a adultos y personas de la tercera edad nos enfocaremos más en aquellas situaciones que pueden representar un desequilibrio emocional, como atravesar una pérdida de algún ser querido, la pérdida de su trabajo o bienes, enfermedades crónicas, adicciones, separación o situaciones de pareja, o como ya lo habíamos mencionado (y esto aplica para todas las edades) simplemente porque existen esas ganas de mejorar, crecer y sanar.
Al no crear una lista especifica de razones por las cuales deberíamos de asistir a terapia, quiero plasmar la necesidad de volver la terapia psicológica algo normal, verla como vemos a la medicina, vamos al doctor cuando algo nos duele, cuando algo nos incapacita, cuando sentimos que algo no va del todo bien, así debemos de ver a la terapia, cuando algo no me deja dormir, concentrarme, disfrutar de la vida, cuando sufro de malestares físicos sin razón, cuando estoy feliz pero quiero mejorar, cuando quiero aprender más sobre mí y superarme, todas estas razones y las que quizás estés pensando en este momento, son válidas y respetables para ir a terapia, prestar atención a nuestra salud mental es un acto de responsabilidad y amor propio, es estar comprometidos con nuestro bienestar.
Estefanía López Paulín
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