Cada vez existen más personas que abogan por centrarnos en las diferencias que existen en nuestro cerebro, en lugar de los ‘déficits’, el término neurodivergente hace referencia a un movimiento creciente que considera las diferencias de la neurología otorgan a las personas diversidad y otras habilidades valiosas, en lugar de verlo como un trastorno que requiere de tratamiento.
¿Qué es la neurodivergencia?
La palabra neurodivergente se usa para describir a las personas con autismo, déficit de atención con hiperactividad, dislexia, síndrome de Tourette, entre otras condiciones. El movimiento de la neurodiversidad presenta un cambio en la comprensión del funcionamiento mental ya que se aleja de distinguir a los individuos con estas condiciones como diferentes a los denominados ‘neurotípicos’.
La neurodivergencia se entiende como una variación natural del cerebro humano, que aporta una diversidad de pensamientos, percepciones y habilidades. Las personas neurodivergentes pueden enfrentar desafíos en un mundo diseñado principalmente para personas neurotípicas, pero también pueden poseer habilidades y perspectivas únicas que son valiosas y enriquecedoras.
En cambio, ser neurotípico hace referencia a alguien que tiene las funciones cerebrales y los comportamientos considerados estándar o típicos. Por lo tanto, los neurotípicos suelen alcanzar todos los hitos del desarrollo y del comportamiento en los mismos momentos y edades que se consideran estándar para la mayoría de las personas.
Existen muchas formas diferentes en las que se manifiestan las neurodivergencias, desde formas leves en las que la mayoría de las personas no lo notarían hasta comportamientos más obvios que harían que una persona se comporte de manera diferente a lo ‘normal’ en nuestra sociedad.
Los ejemplos más comunes de neurodivergencia son los siguientes:
Autismo:
El autismo se conoce como un trastorno del espectro ya que tiene muchas formas de presentarse. Esta condición puede incluir desafíos tanto en la socialización como en las habilidades sociales. Aun así, los autistas suelen mostrar estas habilidades: gran atención a los detalles, gran capacidad de enfoque, creatividad y habilidades de aprendizaje visual.
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH):
Se trata de un trastorno que implica que una persona experimente dificultades para controlar sus pensamientos, atención, comportamientos y emociones. Por lo tanto, las personas con TDAH pueden tener dificultades en la organización, pueden estar inquietas o parecer desinteresadas o desconectadas del entorno. En cambio, su neurodivergencia implica pensar de manera innovadora, ser capaces de ver planteamientos que los demás no pueden, tener más energía y a menudo ser más sensibles.
Dislexia:
La dislexia a menudo se asocia con leer mal, así como escribir o pronunciar palabras o letras de manera desordenada, pero la realidad es que abarca más que esto. Por ejemplo, esta neurodivergencia implica experimentar dificultad para organizar palabras en oraciones, adquirir un vocabulario o pronunciar palabras o seguir ciertas instrucciones.
En cambio, las personas con dislexia suelen sobresalir en el procesamiento visual, además tienden a tener una fuerte conciencia espacial y pueden llegar a ser muy creativos/as.
Otros tipos:
Otros tipos de neurodivergentes incluyen al síndrome de Tourette, la dispraxia, la sinestesia, la discalculia, la epilepsia, el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo-compulsivo, entre otros.
Si te han diagnosticado con alguna de las condiciones anteriores, entonces te considerarías un neurodivergente. Por otro lado, si nunca has sido diagnosticado formalmente, pero te sientes identificado con muchos de los rasgos de un tipo de neurodivergencia, quizá deberías acudir a un psicólogo profesional.
Tener un diagnóstico formal puede brindarte un sentido más profundo a la comprensión sobre por qué funcionas de la manera en lo que lo haces y cómo trabajar con ello. En cambio, si nunca te han diagnosticado de estas neurodivergencias y no te has sentido identificado con algún rasgo de estos, entonces es probable que seas neurotípico.
Estefanía López Paulín
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