
La epilepsia es un trastorno cerebral caracterizado por convulsiones repetidas debido a una actividad eléctrica descontrolada en las neuronas. Estos episodios pueden provocar cambios en la atención, el comportamiento y movimientos corporales involuntarios.
Este trastorno ocurre cuando el tejido cerebral se vuelve demasiado excitable o irritable, lo que genera señales eléctricas anormales que resultan en convulsiones impredecibles. Según el sitio MedlinePlus, algunas de las causas más comunes de la epilepsia incluyen accidentes cerebrovasculares, demencia, lesiones cerebrales traumáticas, infecciones como meningitis o encefalitis, anomalías congénitas, tumores cerebrales y trastornos epilépticos hereditarios, entre otros.
Las convulsiones pueden aparecer a cualquier edad, pero son más frecuentes en niños pequeños y adultos mayores de 65 años. Para diagnosticar la epilepsia, los especialistas realizan un examen neurológico detallado y un electroencefalograma (EEG) para analizar la actividad eléctrica del cerebro. En casos específicos, puede ser necesario un EEG en video en un hospital especializado para observar el comportamiento del paciente durante un episodio convulsivo.
Además, se pueden realizar otras pruebas como análisis de sangre, estudios genéticos, resonancia magnética o tomografía computarizada para detectar posibles anomalías cerebrales y determinar el mejor tratamiento para cada paciente.