El 12 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Disfagia. El objetivo esencial de esta fecha es dar a conocer un trastorno que afecta a un porcentaje importante de la población, y que consiste en la dificultad para tragar la comida y las sustancias líquidas de manera natural y que por lo tanto, necesita de la atención inmediata de un especialista.
¿Qué se entiende por disfagia?
La disfagia es una patología que dificulta la deglución de los alimentos e inclusive de ingerir sustancias líquidas debido a un daño o alteración de orden neurológico que afecta de forma directa la cavidad oral, incluyendo la región faríngea, la laringe y el esófago.
Esto viene acompañado de una serie de sintomatologías como dolor al tragar los alimentos, problemas respiratorios y lo más grave aún, presencia de desnutrición.
Tampoco se pueden dejar de lado los trastornos emocionales que sufre el paciente, que lo llevan al aislamiento y problemas de sociabilización.
Algunos síntomas asociados a esta patología pueden ser los siguientes:
Molestia o dolor al momento de ingerir los alimentos.
Una sensación de que los alimentos no bajan hacia la zona del esófago y quedan atapados en la garganta y en el pecho.
Presencia de voz ronca.
Se puede presentar lo que se conoce con el nombre de regurgitación, que es el retorno de los alimentos a la cavidad bucal.
Acidez estomacal.
Puede haber presencia de toz.
Pérdida de peso de forma repentina.
¿Qué hacer para mejorar esta condición o evitar padecerla?
Muchas de las enfermedades que padecen las personas en la actualidad están asociadas a los hábitos de vida y la disfagia no escapa de esta realidad.
Por ello, una vez que se ha llegado al diagnóstico, se debe comenzar por cambiar la dieta, hacer ejercicios y evitar continuar con rutinas como fumar, consumir alcohol o cualquier tipo de sustancias tóxicas para el organismo que agraven el problema.