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La cristalmina es un antiséptico tópico que contiene digluconato de clorhexidina al 1%, mismo que es un producto básico en muchos botiquines domésticos debido a su efectividad para desinfectar heridas menores, cortes, raspaduras y quemaduras leves, por lo que su tenerlo en el hogar es prácticamente indispensable.
Su disponibilidad sin receta en la mayoría de los países y su perfil de seguridad, con baja o nula toxicidad cutánea, la convierten en una opción confiable para el cuidado de lesiones menores en toda la familia, incluidos los niños, gracias a que no causa picazón.
Este medicamento actúa desinfectando el área afectada, lo que facilita una regeneración más rápida de la piel y disminuye la posibilidad de cicatrices. Es ideal para tratar una variedad de afecciones, como escaras, piercings, el ombligo de los recién nacidos, punciones, picaduras de insectos, poros abiertos después de la depilación y mordeduras de mascotas. En entornos hospitalarios, la cristalmina, en concentraciones más altas (2% o 5%), se utiliza para la asepsia pre y postoperatoria, así como para la desinfección de manos e instrumental médico.
Entre las ventajas que también ofrece está su rápida acción que comienza a tan solo 15 segundos de su aplicación y su duración de hasta seis horas, por lo que mantiene su efecto desinfectante incluso en presencia de sangre, materia orgánica o jabón.
Para la aplicación, se recomienda limpiar primero la herida con agua tibia y jabón neutro, secar bien la zona y aplicar la cristalmina directamente o con una gasa, dejándola secar sin diluirla en agua, sin embargo, no se debe aplicar más de dos veces al día ni en ojos, oídos o mucosas.