El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, enfrenta una creciente crisis política y legal luego de que las autoridades impusieran una prohibición de viajar al extranjero mientras los fiscales investigan su intento fallido de imponer la ley marcial la semana pasada. Esta medida se produce en medio de una crisis institucional sin precedentes, tras la que varios de sus aliados políticos han pedido su dimisión.
El intento de Yoon de declarar la ley marcial, el martes pasado, provocó un fuerte rechazo tanto en la sociedad surcoreana como en el Parlamento, que, en una votación histórica, bloqueó la medida. A pesar de haber sobrevivido a una votación de destitución en la Asamblea Nacional, Yoon se encuentra ahora en una situación política vulnerable. Su partido político también ha instado a su dimisión, acusando al presidente de poner al país en «grave peligro»..
El presidente Yoon, en su primer discurso público tras el fallido intento de imponer la ley marcial, pidió disculpas a la nación, reconociendo que su decisión había causado «ansiedad e inconvenientes» a la ciudadanía. «Esta declaración de emergencia surgió de mi desesperación como máximo responsable del Estado», declaró el mandatario, en un intento por apaciguar a la población.
El incidente también ha generado repercusiones dentro de las fuerzas armadas surcoreanas. El coronel Kim Hyun-tae, comandante de la Fuerza Especial 707, se disculpó públicamente por haber dado las órdenes de ingresar en la Asamblea Nacional durante la ley marcial, calificando sus acciones de «irresponsables e incompetentes». Kim también asumió la plena responsabilidad de la operación y pidió perdón a los soldados involucrados, señalando que habían actuado bajo sus órdenes.
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