El próximo 6 de septiembre, la nave Starliner de Boeing, que enfrentó una serie de contratiempos técnicos en su primer vuelo tripulado en junio, regresará a la Tierra sin tripulación. La decisión de la NASA de traer de vuelta la nave vacía, dejando a SpaceX la tarea de retornar a los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), supone un duro golpe para Boeing.
A pesar de las complicaciones, incluyendo fugas de helio y fallos en los propulsores, los ingenieros de Boeing han trabajado para preparar la nave para un regreso autónomo, supervisado por controladores de vuelo en Houston y Florida. La NASA ha dado el visto bueno al plan, que incluye el desacoplamiento de la Starliner de la EEI.
El regreso de la Starliner es crucial para Boeing, ya que cualquier problema en el proceso podría significar el fin de su programa de vuelos tripulados, dejando a SpaceX como la única opción viable para la NASA en misiones a la EEI.
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