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Exponen en París piezas arqueológicas de Tamtoc y Tamohi

Exponen en París piezas arqueológicas de la zona huasteca potosina, se trata de la imagen de «La Mujer Escarificada» y el «Adolescente Huasteco», que fueron encontradas en Tamtoc y Tamohi, en el municipio de Tamuín en la huasteca potosina; ambas esculturas se encuentra entre el compendio de las más de 300 piezas que conforman la exposición «Los Olmecas y las culturas del Golfo de México».

Con esta exhibición abre sus puertas el Museo parisino del Quai Branly-Jaqcues Chirac, las más de 300 piezas prehispánicas serán exhibidas desde este 8 de octubre hasta el 25 de julio del 2021.

Estas dos piezas arqueológicas se encuentran entre las más destacadas de la exposición organizada por el INAH, junto a La Cabeza Colosal de San Lorenzo.

La exposición fue inaugurada por Beatriz Gutiérrez Müller, quién sostuvo diversos encuentros con los jefes de estado.

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MÁS DE 300 PIEZAS DE HASTA 2.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Cubriendo un periodo de más de 2.500 años, la exposición de estas piezas arqueológicas, que ocupará varias salas del museo Quay Branly hasta el 25 de julio de 2021, lleva a los parisinos de viaje al otro lado del Atlántico, a falta de poder hacerlo por la pandemia, a través de mapas, vídeos y fotos de expediciones arqueológicas y, principalmente, con esculturas.

El viaje permite descubrir las estatuas de madera más antiguas encontradas en Mesoamérica, que datan del 1.200 a.C., objetos y figuras hechos de jade, un material semiprecioso que estas culturas ya utilizaban hace más de dos mil años.

Las piezas arqueológicas olmecas vuelven a convivir en el espacio-tiempo en las salas del museo parisino con los huastecas, otra civilización precolombina con la que tuvieron contacto y que hace dos mil años ocupaba el norte del estado de Veracruz.

A diferencia de los olmecas, los huastecas trabajaban mucho más la piedra, moldeando esculturas mucho más esbeltas y detalladas que nos han permitido conocer cómo se vestían, cómo se peinaban y las joyas que llevaban.

La exposición finaliza en el sitio potosino de Tamtoc, a manera de epílogo, cuya historia está íntimamente ligada al desarrollo de la cultura huasteca y la región del Golfo de México. Experimentó una ocupación de mil 700 años, desde el 200 a. C. al 600 d. C., y después de unos siglos de abandono, renació en el siglo XIX y prosperó hasta la llegada de los mexicas del centro de México, y luego de los españoles, en el siglo XVI.

La primera pieza de esta civilización expuesta en el museo se diferencia de las anteriores por el detalle del tatuaje de su brazo, las dilataciones en los lóbulos de las orejas y la expresión de su cara con los ojos cerrados. Se trata del «Adolescente huasteca», una escultura que se asocia al culto al dios del maíz.

Este cereal, base de la alimentación de estos pueblos, está muy presente en el resto del recorrido que finaliza con la «Mujer Escarificada», una escultura que se cree se hizo pedazos y se colocó en un sarcófago de piedra, hundido en un arroyo, para pedir agua y fertilidad.

«Cuando el visitante acabe el recorrido, podrá distinguir entre una figura olmeca y cualquier otra realizada por las civilizaciones mesoamericanas», destaca la historiadora Falero.

Mujer Escarificada

La Mujer Escarificada es pieza sobresaliente del corpus de la escultura huasteca, el material con el que está tallada fue analizado en el Centro para la Investigación y Restauración de los Museos de Francia, en París, Francia, Se trata de piedra arenisca procedente de la sierra de Tambaca, a 52 km de Tamtoc y su elaboración se fechó en 220 después de Cristo.

La pieza presenta marcas de escarificaciones en muslos y hombros, motivos que han sido interpretados como representaciones de vegetación o maíz, por lo que podríamos pensar que su significado está directamente relacionado a la fertilidad y fecundidad.

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El Adolescente Huasteco

La escultura es una de las piezas maestras del arte mesoamericano y un ejemplo característico de la escultura huasteca. Fue localizada en la ciudad prehispánica de Tamohi, en el municipio de Tamuín, San Luis Potosí, en la parte superior de un enorme basamento de dos cuerpos conocido como Estructura Oeste. Fue tallada en piedra arenisca y mide 145 cm de altura.

Esculpido con una delicada destreza, representa a un individuo joven masculino, erguido, desnudo, con deformación craneana, dientes superiores limados y grandes orificios en los lóbulos de las orejas para portar orejeras. También se pueden ver los restos de lo que fue su tabique nasal perforado para llevar nariguera. Su desnudez lo califica como deidad, rasgo característico de las deidades huastecas.

Lleva la mano derecha cerrada sobre el pecho, formando un hueco tubular en actitud de sostener algo, por lo que se cree que la función de la pieza fue como portaestandarte.

En la parte posterior, colgando de una banda, lleva a cuestas a otro personaje más pequeño, quizás un infante, que lleva la cabeza volteando hacia arriba.

También presenta deformación craneal y grandes orejeras. Algunos investigadores han propuesto que la figura en conjunto representa a Quetzalcóatl que carga al Sol en su espalda. Otros estudiosos lo han interpretado como Cipak, el joven dios del maíz que carga a su padre para introducirlo a la civilización sedentaria.

 Los rasgos más característicos de esta escultura son los diseños que tiene tallados en el cuerpo, los cuales pudieran representar tatuajes o pintura corporal de complejo significado simbólico.

La mitad de su cuerpo se encuentra profusamente decorado con diseños, entre los cuales se pueden ver mazorcas de maíz, cuentas de piedra verde, la serpiente de agua y signos relacionados con el culto a Ehécatl-Quetzalcóatl.

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