El estornudo es una reacción natural del cuerpo para proteger el sistema respiratorio. Cuando partículas irritantes como polvo, polen, humo o microorganismos ingresan a la nariz, el cuerpo activa un mecanismo de defensa para expulsarlas.
Todo comienza cuando los receptores en la mucosa nasal detectan estas partículas y envían señales al cerebro, específicamente al centro del estornudo. Esto provoca una respuesta coordinada: los pulmones toman aire, los músculos del diafragma y la caja torácica se contraen, y finalmente, se libera una ráfaga de aire a través de la nariz y la boca a velocidades que pueden superar los 160 km/h.
Además de protegernos de irritantes, los estornudos ayudan a mantener limpias las vías respiratorias. Aunque son molestos en ciertas situaciones, como durante una reunión, son una muestra de cómo el cuerpo prioriza su salud. Así que, la próxima vez que estornudes, recuerda que es una reacción diseñada para cuidarte.
Es importante cubrirse la boca y la nariz al estornudar para evitar la propagación de enfermedades, especialmente en temporadas de resfriados o gripes.
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