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El peligro va

No es por espantar, si eso todavía fuera posible, pero nuestro país se ve gravemente amenazado por las orientaciones del actual gobierno y de una sociedad mexicana tan diversa. Son problemas que pegan a generaciones sin que operen contrapesos efectivos (ni siquiera una baja aprobación en las encuestas).

Se confirma aquel “peligro” y, oigan, se agregan otros riesgos evidentes con una lamentable involución tan negativa ya en el poder. Si bien es lógico que la astucia o la artimaña ayuden a ‘hacer de las malas, buenas’, debemos evitar que incluso a partir de sus errores, fracasos o escándalos nos utilicen para favorecer una popularidad personal. A su vez, que haya más pobres y mayores rezagos educativos puede beneficiar electoralmente al gobierno.

La semana pasada destacamos aquí que ciertas reacciones contra el mandatario tienden a convertirlo en víctima ante sus fans y refuerzan así su popularidad, de manera que es preferible ignorarlo lo más posible sin olvidar la ausencia de resultados y la desatención de graves problemas que requieren solución… O sea, sin personalizar ni insultar: casi como si se borrara el nombre, que se sobrentiende, pues se debe combatir con categorías distintas.

Varios lectores me comentaron que “lo ideal sería no hablar de él, pero es difícil en mi caso” o “no se trata de insultos y burlas, sino de que no quede impune por dañar tanto al país” y “veo bien los textos o videos que lo mencionan con sus tremendas mentiras”. Sin duda, podemos disfrutar los memes y apodos a un locuaz y errático presidente, que se enreda con su propia lengua y sus torpes decisiones, aunque también se ve fortalecido por excesos en los ataques.

No es posible eliminar del todo un aberrante culto a la personalidad, pero mucho se puede hacer para atenuarlo a mediano plazo. Fíjense, el más amado y más odiado líder providencial podrá seguir allí (incluso muerto) y dominar el país… ya sea en forma directa o por interpósita persona, de tal modo que se vuelve crucial acotar los daños que causa a la sociedad un poder desmedido e irracional.

Hugo Chávez, digamos, prolongó su época con marrullerías y un enorme reparto de dinero del petróleo, pero el caso de Nico Maduro resulta más forzado. México hoy nos recuerda que no bastan las intenciones y emociones para anular tiranos.

En fin, todo se ve muy complejo y me cuesta mucho ser optimista con mi país, si bien trato de tener siempre “un cerebro entusiasmado” tal como recomendaba la neuróloga italiana y Premio Nobel de Medicina, Rita Levi-Montalcini. Echémosle, pues, más ganas… y más sentido.

* ESCÁNDALOS COMO EL DEL hijo mayor del mandatario nos sugieren casos de corrupción y de inconsistencia del discurso presidencial, aunque igual no dejan de ser distractores que quitan la atención a las grandes crisis que el gobierno debería estar enfrentando: la económica, la social, la de salud, la política, la de seguridad. Con los periodistas, eso sí, es un desmadre.

Es desconcertante que los herederos de un influyente predicador de corte religioso puedan alejarse tanto de la retórica y los preceptos de austeridad e igualdad que él proclama. Sería, creo, un problema para el padre y sus pretensiones, más que para los hijos y su libertad de actuar a partir de su cepa y sus aspiraciones.

* SOBRE DENG XIAOPING, EL memorable líder de China (1978-89) que se apartó del instructivo o testamento político de su antecesor, el coloso comunista Mao Zedong (1949-76), se podría decir mucho. Baste recordar aquí que Deng encabezó un gran giro económico y fincó las bases del imponente desarrollo de esa nación estas últimas décadas, con reducciones históricas en la pobreza. Veamos unas citas.

– No importa si el gato es negro o blanco, en tanto atrape ratones. – La pobreza no es socialismo. – Ser rico es ser glorioso. – Permitamos que algunas personas se enriquezcan primero. – El socialismo y la economía de mercado no son incompatibles. – Deberíamos hacer más y hablar menos. – Cuando nuestros miles de estudiantes chinos en el extranjero regresen a casa, veremos cómo China se transformará.

Son siete frases sensatas y valiosas de hace unos cuarenta años, que se contraponen con el arcaico y desatinado lopezobradorismo a estas alturas del siglo XXI. Confirmamos que la ideología (negro o blanco, izquierda o derecha) no tiene que resultar tan drástica, excluyente y maniquea (de buenos o malos). Y, ojo, la exitosa China ‘neoliberal’ vendría a ser un país ‘comunista’.

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