Todo se encontraba listo para la festividad del Santo Patrono, San Francisco de Paula, en la localidad de El Rosario, en Villa de Reyes, y de pronto cambió de manera abrupta, dos días antes del evento, llegaron policías y comunicaron a los dueños de juegos mecánicos, así como otros comerciantes que no habría festejo, por la contingencia sanitaria que se vive.
Más de medio siglo tiene esa tradición, la de festejar a San Francisco de Paula, según la historia, la imagen del santo, quien por cierto nació Paula, Italia, en 1416 y falleció el 2 de abril de 1507. Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X, en 1519, dicha imagen pertenecía en un inicio a don Patricio, el cual vivía en un lugar llamado «Puerta de los Pocitos».
Fue en 1959 cuando la imagen fue heredada al señor Socorro, por su papá. Poco después se unió en matrimonio con doña Chepita, persona que es bien recordada y fue muy estimada por la población.
Como erróneamente en principio se creyó se trataba de una imagen de San Francisco de Asís, le festejaban los días 4 de octubre, pero en una ocasión doña Chepita invitó a una amiga, a doña Juanita a rezar una novena a San Martín de Porres y de pronto vio la imagen de San Francisco y ella fue quien le comentó que no era San Francisco de Asís, sino de San Francisco de Paula y sus festividades eran el 2 de abril de cada año. Ese día decidieron corregir la fecha de las festividades.
A la imagen se le atribuyen muchos milagros, es muy venerada, no solo por la gente de El Rosario, sino de otras comunidades y municipios, hasta de la capital del Estado de México, Toluca, llega una peregrinación cada 2 de abril, pero este año no se realizó, por la contingencia sanitaria que prevalece.
Las festividades se llevan a cabo gracias, en gran parte, a gente voluntaria, a donativos en efectivo o en especie hecho por todos sus creyentes en agradecimiento por favores recibidos, por devoción.
La señora Cristina, hija de doña Josefa y don Socorro, tiene a su resguardo la milagrosa.
La tradición fue truncada por el COVID-19, pero no fue impedimento para la celebración de la misa en el templo de El Refugio. Al término de la misma, en peregrinación llevaron la imagen a su lugar habitual, donde se hizo la entrega de la tradicional reliquia.
Lugares como El Rosario, ricos en tradiciones, tan poco conocidas y tan dignas de ser difundidas.