Con los vientos de cambio en la Fiscalía General del Estado y en su Dirección de métodos de investigación (cuyo nombre seguramente fue tropicalizado de algún reglamento de otra latitud) conocida ésta Corporación en el argot como Policía de Investigación, resulta que se escuchan con insistencia cambios en la forma de conducción de los elementos.
En San Luis Potosí han desfilado decenas de Directores de la Policía de Investigación desde civiles que fueran Compadres de algún Rector de la universidad sin conocimiento alguno en la materia y hasta con dificultades para leer, hasta Generales en retiro, Tenientes, Abogados en desgracia, ex Policías y Delegados Federales, de todo como en la viña del Señor.
Casi siempre con un común denominador, la secrécia, en la mitad del siglo pasado se conocía incluso como la policía secreta, la que no se debía notar para lograr el éxito de las indagaciones.
Sin embargo las modas también en las Policías aparecen, playeras, camisas, overoles, gorras y una cantidad enorme de prendas con logotipos, leyendas, grabados y bordados aludiendo a la función y arriesgando la secrécia aquí abordada.
Pues resulta que se rumora con preocupación que los Policías de investigación Potosinos serán bellamente uniformados y sus patrullas rotuladas al puro estilo militar, convirtiéndose en dianas de tiro del crimen organizado y de uno que otro delincuente.
El sigilo en investigación y comportamiento resulta básico para la consecución del fin del sistema penal que es conocer la verdad de los hechos y que el delito no quede impune, es preciso que los nuevos directivos de la Policía Ministerial o de Investigación consideren proteger a sus elementos y conservar las condiciones para el éxito de las indagatorias cuidando ese resguardo de identidad que dicho sea de paso se contempla en la legislación Potosina.