A pesar de una disminución significativa en los encuentros con migrantes en Eagle Pass, Texas, la situación en la frontera entre Estados Unidos y México continúa siendo motivo de preocupación. En este reciente epicentro de la crisis migratoria, las autoridades locales reportan alrededor de 500 detenciones diarias, marcando una baja frente a las miles de detenciones diarias registradas semanas atrás.
A pesar de esta reducción, las tensiones persisten entre funcionarios estatales y federales. Texas ha bloqueado el acceso de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos a varios kilómetros de la línea fronteriza, y el gobernador republicano del estado, Greg Abbott, ha afirmado que están haciendo todo lo posible, excepto disparar a los recién llegados, para frenar el flujo migratorio.
A mediados de diciembre, los encuentros de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos superaron los 10,000 por día, disminuyendo posteriormente a alrededor de 3,000 por día en enero, según el Departamento de Seguridad Nacional. Esta reducción se atribuye a medidas mejoradas por parte de México, que incluyen acciones en trenes y autobuses, el traslado de migrantes hacia el norte del país, y el reinicio de las deportaciones de venezolanos.
A pesar de estos esfuerzos, la situación sigue siendo compleja, y traficantes de personas podrían aprovechar la situación para dirigir a migrantes a cruzar ilegalmente en grandes grupos y áreas específicas. En respuesta, Texas ha tomado medidas excepcionales, bloqueando el acceso de la Patrulla Fronteriza a áreas clave y erigiendo alambre de púas y cercas.
El gobernador Abbott ha afirmado que Texas no recurrirá a disparar a los migrantes, pero está implementando diversas estrategias para abordar la situación. Estas medidas incluyen una declaración de desastre de 2021 renovada recientemente, permitiendo que Texas tome el control de Shelby Park en Eagle Pass, una zona utilizada por la Operación Lone Star, la iniciativa de seguridad fronteriza de Abbott.
A pesar de la disminución reciente en los encuentros, la crisis migratoria en la frontera sigue siendo un desafío para las autoridades locales y federales, con tensiones políticas y humanitarias en juego.
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