Un calvario diario sufren los potosinos que viven en colonias vecinas del periférico norte al intentar cruzar la peligrosa vía, la falta de puentes peatonales ponen en riesgo su vida al realizar sus labores cotidianas.
Son varios años y gobiernos que no le han puesto el ojo a lo complicado que es ir de un costado a otro entre el peligro de miles de carros que en cualquier momento pueden arrollar a los peatones.
Trabajadores que laboran en empresas instaladas a orillas del periférico norte “se la rifan” para atravesar, además que para colmo, deben brincar las contenciones de concreto que dividen el camino.
Esta aventura inicia con la espera de los peatones, por varios minutos en una acera del “peri”, observando el paso de decenas de coches, tráileres, motocicletas, para en el momento que hay un hueco entre ellos, aventarse una carrera y llegar a la mitad de la carretera.
El siguiente paso, es quedarse pegado a la contención y, si se tiene mucha habilidad, montarse de caballito en ella, para esperar otros cuantos minutos a que se pueda correr para llegar a la otra acera, pero, todo esto, siempre y cuando exista la habilidad de desmontarse de la contención y correr.
En otras ocasiones, familias completas, con niños, se ven con paso veloz para ganar el paso de los autos y llegar al otro lado de la carretera, con el peligro de tropezar y ser blanco de los autos.
En 2015, el Anillo Periférico fue inaugurado como “moderno” en el tramo norte-poniente, pero, la SEDUVOP y el gobierno federal de Enrique Peña Nieto, olvidaron los puentes peatonales.
Seis años después la modernidad acabó para una zona, únicamente la parte poniente, osea la fifí, tiene semáforos y accesos en buenas condiciones para los fraccionamientos.
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