Si estas pensando en perder peso, olvida de dietas milagrosas y pastillas mágicas, la mejor opción es consultar un especialista que te dará una dieta apropiada; esto evitará futuros rebrotes o daños a tu salud.
Conocer el estado de salud
Antes de empezar una dieta de adelgazamiento es preferible hablar con un profesional médico. Con él es posible conocer el estado de salud previo y todos los condicionantes que entran en juego en la pérdida de peso.
Además, consultar con un dietista o nutricionista es de gran ayuda para establecer un plan individualizado con el que llegar a alcanzar las metas buscadas.
Los propósitos a corto plazo, realistas y comprensivos son más fáciles de lograr. Sin contar con el hecho de que ver resultados y objetivos cumplidos semana tras semana es una fuente de ánimo y una motivación para seguir adelante.
Lograr el déficit calórico
Existen muchas formas y tipos de dietas, pero para bajar de peso, el punto clave de todas ellas es establecer un déficit calórico. Solo así el cuerpo usa las propias reservas energéticas y se reduce el porcentaje de grasa corporal.
Las calorías son la unidad de medida de la energía que se obtiene de la comida y la bebida. El déficit calórico se entiende como la situación en la que la cantidad de energía ingerida es más pequeña que la que se gasta.
No saltarse las comidas y comer a tiempo
Igual que la composición nutricional de los alimentos y su calidad, el número de comidas y cuándo se realizan es otro factor a tener en cuenta para perder peso de forma saludable.
La hipótesis más común de los expertos es que hacer pequeñas comidas más frecuentes mejora la pérdida de grasa Según la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva, uno de los beneficios de no saltarse comidas serían los mejores marcadores de colesterol total, colesterol LDL e insulina. Del mismo modo, el aumento de la frecuencia de comidas podría disminuir el hambre y mejorar el control del apetito.
Cuidar la forma de comer
Algunas prácticas diarias relacionadas con la alimentación se pueden aplicar para facilitar el cumplimiento de la dieta y los objetivos:
Comer en platos más pequeños: esto ejerce un efecto visual positivo y permite habituarse a las raciones menores de forma gradual.
Tomar un tiempo mínimo para comer: hacerlo sin prisas y masticar bien los alimentos. Esto ayuda al organismo a detectar la sensación de saciedad, pero también a disfrutar de la comida.
No realizar otras tareas al mismo tiempo: elegir ambientes tranquilos.
Planificar las comidas: la improvisación puede acarrear malas elecciones alimentarias
Conoce más en MejorConSalud.com